martes, 22 de noviembre de 2011

Los gritos del silencio...


A veces, el silencio puede ser un grito desgarrado, sin sonidos, sin estridencias, un silencio absoluto puede ser más expresivo que el mayor de los alaridos.
Silenciar no es olvidar, perdonar, dejar pasar, no sentir, dar por terminado algo. Es simplemente otra de las maneras de expresarse aunque no se haga de forma convencional y se pueda entender de mil maneras, posiblemente ninguna de ellas acertada.
Hay quien dijo que somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos, quizá el silencio sea otra manera de esclavitud auto impuesta, junto con la manera de seguir siendo dueños de nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras penas o simplemente respetuosos con los demás, no expresando en voz alta lo que uno rumia en su interior y que expresado pudiera ofender.
El silencio no es hipocresía, ni es cobardía como alguno pudiera pensar, quien así lo hace es por que él mismo aplica el silencio por esos mismo motivos, el silencio suele ser dolor no compartido, dolor que se oculta para que los demás no sufran contigo, y sin embargo, en el silencio, ese silencio absoluto auto censurando la libre expresión, puede que estemos pidiendo (con gritos de silencio) que alguien nos preste un poco de atención.
Todos hemos pasado momentos de silencio, quizá algún día, quizá en algún momento salgan a la luz como un volcán en erupción los sentimientos contenidos o quizá sigan guardados por pudor, pero el silencio sigue siendo un grito sin sonido, una llamada de atención sin señales, que solo se oye por quien está atento y sabe interpretar este silencio.