miércoles, 19 de marzo de 2014

Anuncios por palabras...

Realmente hay días en los que uno no esta para nada, te levantas y el concierto de dolores ya te anuncia un día en el que vas a tener que hacer de tripas corazón (mira que es rara esta expresión ¿verdad?) y tirar para adelante como sea. Mientras un brazo se niega a moverse sin recordarte con punzadas que hoy no es tu día, la rodilla te recuerda que no puedes salir corriendo como te gustaría ni hacer movimientos rápidos. ¡Dios la que me espera!, piensas y buscas distraer todos los males tratando de ver algo positivo que te pueda alegrar el día, es entonces cuando coges la prensa intentando encontrar una noticia amable y tras pelearte con el papel impreso desistes, todo son desgracias y la mayor de ellas, campañas políticas con gentes peleándose por salir en la foto, enciendes el televisor y mas de lo mismo, esta vez en color y con movimiento escuchas las mismas cosas que leíste antes y ves las mismas imágenes de terremotos, inundaciones, guerras…tratando de encontrar algo distinto ya lees hasta los anuncios por palabras de un viejo periódico y ¡aquí si!, aquí encontré hoy una sonrisa, había un pequeño recuadro al lado de un gran anuncio de ventas de pisos en el se podía leer: “Se vende señora de abrigo en buen estado”, parpadee pensando que había leído mal y volví a releer el mismo texto, estuve por llamar y preguntar la edad de la señora en cuestión, si era rubia o morena, alta o baja, gorda o flaca, aunque ya lo decía bien claro el anuncio, era una “señora de abrigo”, solamente cabía llamar para saber el precio ya que la propia nota aseguraba que estaba en buen estado y aquí fue donde me entro la mayor duda, ¿Esto quería decir que estaba en estado de buena esperanza?. Por si las moscas, guardé el recorte del anuncio y se lo endosé a un amigo soltero que le cuesta encontrar pareja. Por la tarde, me llamaba desilusionado, todo había sido un error de redacción, lo que vendían, (como ya habréis deducido con anterioridad ) era “un abrigo de señora” y es que uno no se puede hacer ilusiones con nada, está visto...En fin, cuanto peor me encuentro, mejor humor tengo, rarito que es uno.

martes, 18 de marzo de 2014

Aquel borrador...

Quizá debería comenzar este relato como en los viejos cuentos…Hace mucho, mucho tiempo…pues la historia comienza el año 1969, una joven y bella estudiante, fijó su mirada en otro joven que a diario pasaba bajo las ventanas de su colegio, como quiera que este, no le prestaba la menor atención, un día optó por tirarle trozos de tiza, tratando de conseguir al menos, una de sus miradas.
Como el tiempo pasaba y el despistado estudiante seguía sin percatarse de los esfuerzos que la joven hacia, por que en ella se fijara, un día aumentó el calibre de sus proyectiles (que no flechas de cupido) y le arrojó un borrador de la pizarra…Aquello surtió efecto y las miradas comenzaron a cruzarse, primero con sorpresa, luego con curiosidad y divertidas, terminaron surtiendo el efecto buscado.
Aquel proyectil, acabó uniéndolos y como en los cuentos, terminaron casándose. Tuvieron dos hijos y viviendo felices durante muchos, muchos años.(sin comer perdices pues a ninguno de los dos les gustaba la caza).
Por eso, si algún día os arrojan un borrador, no lo toméis como una agresión, puede ser el principio de una bella y duradera historia de amor, como a mi me ocurrió.

NOTA DEL AUTOR: Desde la publicación de este post, me indican que en urgencias no dan a basto en atender una rara epidemia de chichones, por extraños golpes de borrador…


sábado, 15 de marzo de 2014

Recuerdos de niño...bálsamo para un mayor...

Una fina lluvia llenaba los verdes prados, en los que en sus laderas pastaban vacas con la parsimonia de quien no siente el agua. El tiempo parecía haberse detenido por unos instantes mientras las nubes jugaban en el cielo formado extrañas figuras de tonos grises. A lo lejos se divisaban pequeñas casas colgadas en la montaña, tan lejanas, tan pequeñas que parecían pintadas sobre un fondo verde de árboles frondosos. Las risas de unos niños jugando a esconderse de la lluvia bajo unos árboles, rompía el silencio junto con el cadencioso sonido del agua cayendo desde un viejo canalón ya gastado por los años.
Hay imágenes que uno no olvida, una tierra que fue cuna de mis antepasados y muchos días en los que mi niñez se consumió con el paso del tiempo, recuerdos de una Asturias siempre amada, siempre añorada, en la que el olor de la hierba recién segada a golpe de guadaña se mezcla con las vivencias de los pocos años y la paz que se respiraba en aquellos lugares hoy tan lejanos.
La palabra no es capaz de describir tantos sentimientos guardados, a lo sumo un esbozo desdibujado de un instante vivido, colores, olores, imágenes de un pasado muy, muy lejano.
Dicen que el recuerdo es el cimiento de nuestras actuales vidas, quizá sea cierto, cada día que pasa, aquellas imágenes vuelven a mi vida llenas de añoranza de una niñez y una juventud perdida en el transcurso del tiempo, ese tiempo que implacable, inexorable avanza sin que nada pueda detenerlo.
Manzanas recién arrancadas del árbol, el olor de la sidra escanciada y la leña ardiendo en la chimenea, golondrinas haciendo sus nidos de barro en los aleros de los tejados, ese color verde de los prados, el olor a eucalipto de los montes, un cangrejo corriendo entre las rocas de la playa, olas rompiendo en la escollera, el sentimiento del pastor que bajo su paraguas entona una asturianada, entreteniendo sus largas horas cuidando del ganado, la leche recién ordeñada y guardada en aquellas grandes cantas de metal que al borde de la carretera esperaban ser recogidas por aquel pequeño camión que puntualmente pasaba a por ellas, el hórreo bajo el cual un viejo carro de madera servia en ocasiones a nuestros juegos de niños. ¡Tantos recuerdos y tan vivos!
Lejos en el espacio y el tiempo, cercanos en el alma siguen siendo motivo para que los reviva en este modesto blog, en el que todo cabe, humor, amor, nostalgia en ocasiones desahogo de pequeños cabreos que ante momentos como este pasan al olvido total frente a recuerdos del pasado guardados en el alma y que son bálsamo para el presente.

miércoles, 12 de marzo de 2014

En un rincón del alma...

En un rincón de la mente, guardado, no se en que recodo, estaba aquella imagen que no acierto a saber cual ha sido el desencadenante para que esta reviva hoy en todo su esplendor. Era una tarde luminosa de Septiembre, en la que el mortecino sol apenas daba el calor que debía. Un grupo de jóvenes ilusionados con el ya cercano comienzo del curso, comentaba a la sombra de uno de los innumerables árboles del Campo de San Francisco, sus ilusiones y proyectos ante una nueva vida que se abría ante ellos al incorporarse a los estudios universitarios. Habíamos sido compañeros de colegio durante tantos años que sin saberlo forjamos un lazo de hermandad que el tiempo se encargaría de destrozar con la distancia y los dispares quehaceres a los que más tarde nos incorporaríamos en esta vida. Juan Antonio, ya tenia plaza en santiago de Compostela para ir a estudiar Económicas, Isidro, marcharía a Madrid para hacer una carrera que en aquel entonces era algo extraña, seria informático, Rodulfo, dejaría sus estudios y se incorporaría a trabajar en un banco, mi hermano iniciaba Biológicas y mi sueño de cursar estudios de derecho, ya estaba fijado, Samuel seria medico al igual que Manolo, Carlos (su hermano), al que la vida le seria arrebatada tempranamente, soñaba con ser capitán de barco y Jesús, como era habitual en él, aún no tenia nada en mente, siempre terminaba haciendo las cosas a ultima hora y nunca tenia nada previsto para mas allá de dos días. Inquietudes de años jóvenes ante un nuevo futuro que se abría ante nosotros, dejábamos aquel colegio Marista que nos había acogido durante mas de 18 años y ahora un nuevo aire de libertad y mayor responsabilidad nos mantenía inquietos, ya no nos apetecían los juegos de niños que hasta entonces practicábamos en aquel parque, nos sentíamos mayores para jugar a las canicas o a las chapas y nuestros sueños comenzaban a abrirse camino. Era una tarde luminosa en la que por última vez estuvimos todos reunidos junto a aquella fuente en la que el sonido monótono del agua al caer, parecía apaciguar algo nuestros desvelos. Fue la última vez que vi. a muchos de ellos y hoy, no se por que he vuelto a recordar a aquel grupo de amigos que la vida terminó por separar, melodia inacabada de un viejo violín que aún no ha dejado de sonar.