martes, 29 de noviembre de 2011

Todo un camino recorrido


Ha pasado el tiempo, ese devenir que tantas veces menciono en mis escritos, no se si por que cada día siento con mayor recelo el paso de los días que uno tras otro van cayendo inexorables. Los recuerdos del pasado se hacen cada vez mas fuertes trayendo a mi memoria tiempos en los que a pesar de mis dificultades físicas, mantenía un ritmo de vida mas activo en el que el caminar no era doloroso y me sentía capaz de todo. He recorrido media España conociendo tierras y gentes, trabajado y disfrutado a lado de gallegos, catalanes, Castellanos, Levantinos, Andaluces, Asturianos y Vascos de los que guardo mil recuerdos en un álbum que se ha ido llenado con horas de trabajo y viajes innumerables.
De vez en cuando abro sus paginas y hojeo las fotos, leo los folletos recogidos en el camino, los menús guardados con esmero y las notas que en su día fui dejando escritas sobre aquella reunión, aquella convención o aquel viaje. Siento nostalgia de lugares y compañeros de camino y a la vez la satisfacción de haber podido recorrer aquellos lugares y compartir momentos con ellos. ¡Pude! y no sin esfuerzo, pero menor que el que necesitaría ahora que los años me han llenado de unos dolores que entonces no existían y las fuerzas han ido dejando paso a una permanente lucha por mantener el ritmo diario, que aún puedo superar, que aún puedo aguantar y mantendré pese a todo mientras las ganas de vivir, con los míos y por los míos me sigan acompañando.
Me sorprenden caminatas y viajes al recordarlos, el subir y bajar de autocares sin apenas esfuerzo, mantener como mantuve el ritmo de caminar de quienes me acompañaban y las muchas horas en solitario al volante de mi coche viajando de un lado para otro, sin sentir el cansancio. ¡Fue posible!, lo hice sin sentirme condicionado, superando cada momento y circunstancia y he vivido sin saber que llegaría un momento en el que todo cambiaria. Los años no me han perdonado, ni aquellos esfuerzos que hice sin saberlo. Quizá hoy este pagando un peaje de una vida en la que nunca me sentí limitado y en la que sigo pensando que aún me queda mucho por recorrer.

lunes, 28 de noviembre de 2011

El valor de cada dia...


Será que me hago mayor... será que la vida cambia las personas y las cosas... será que voy aprendiendo con los años... será...será... pero últimamente me observo y observo mis reacciones ante determinadas cosas de la vida y estas no se parecen en nada a las que hubiera tenido años atrás.

Suelo encontrar el lado positivo, relativizo las cosas y pienso que podría haber sido peor si la cosa es mala, o que no hay bien que por mal no venga si la cosa es buena. No doy importancia a lo que no la tiene y valoro los pequeños detalles que antes me pasaban desapercibidos, ahora los cazo al vuelo, quizá con la ansiedad de que se produzcan. Muchos de mis temores e incertidumbres sobre la salud, quedan minimizados ante el paso del tiempo sin que la cosa empeore, como se me había pronosticado y asumo que todo ello debe durar lo que el tiempo quiera y las circunstancias me dejen.

Si esto es hacerse mayor, bienvenido sea, pero me temo que no es cuestión de edad, pues cada día veo que los mayores también han perdido la paciencia, que no valoran las cosas pequeñas, por pequeñas que son, que hasta incluso pierden la educación que luego exigen a los jóvenes y que ven el vaso medio vació cuando aún queda mucho por apurar en el mismo.

¿Qué es entonces lo que me ha ocurrido a mí? Mi impaciencia ya crónica para hacer las cosas, a veces atropelladamente, deprisa y corriendo sin pararme a pensar mucho, se ha tornado pausada, acompasada, flemática. Doy importancia a lo que la tiene y de paso me evito berrinches innecesarios y meteduras de pata, que antes eran frecuentes. Analizo y pongo en tela de juicio toda información que me llega y al final de todo ello acabo disfrutando de una tranquilidad que antes no tenia.

Dejé de lado el protocolo (ya apenas uso corbata), el móvil y horas fuera de horario pendiente de cuestiones laborales, pero me siento mas eficiente, resolutivo y satisfecho con mi labor, de lo que nunca antes me había sentido, mi memoria, se ha recuperado una vez liberada de no se que presión y ahora si recuerdo nombres y datos que antes se me quedaban en el tintero si no los anotaba.

Me he olvidado, de la etiqueta, que bajo mi nombre aparecía en las tarjetas de visita y ahora solo soy yo, mi nombre, mi propia existencia y la de aquellos que me rodean y lo merecen.

Quien crea que se trató de hacerme daño, puede que esté en lo cierto, pero no lo consiguieron, quien crea que se trató de ofenderme, puede que esté en lo cierto, pero no lo lograron.

No es la edad, no son los años, es que la vida me ha enseñado muchas cosas en muy poco tiempo

viernes, 25 de noviembre de 2011

Ese Otoño inexorable de la vida...

Hay ocasiones, temporadas mas bien, en las que los cambios de tiempo me influyen no solo físicamente, si no, también mentalmente (Perogrullo habló...) a todos nos afecta el Otoño, el frió del invierno y el sol de la primavera, pero no se... quizá por que los años van haciendole a uno mas sensible a estos cambios, los voy notando con mayor crudeza.(Hoy ha sido uno de esos dias en los que el dolor no me ha abandonado durante toda la jornada)
Tras un espléndido verano lleno de sol y aire libre, este Otoño me sume en ciertas tristezas que trato de alejar y dolores que pretendo paliar, sin llegar a conseguirlo del todo.
Quizá por eso, me he sentido perezoso para ponerme a escribir y cuando lo he hecho, he borrado todo lo escrito pues no me reconocía en mis opiniones, ni las frases escritas reflejaban el verdadero sentimiento del momento.
Borre un pequeño articulo sobre los "cafres" que inundan nuestras ciudades las noches de botellón, borré párrafos dedicados a la desilusión y desconfianza sobre nuestros dirigentes, empeñados en demostrar que quien entra en política es con la intención de llenar sus bolsillos y no de servir a la colectividad. Borré un alegato sobre la justicia, esa misma que ahora parece tomar rumbos de modernidad dejando libres asesinos y violadores confesos, maltratadores y terroristas que por fallos en tramitaciones burocráticas quedan libres para seguir campando a sus anchas. Borré mil lamentos sobre un río Tormes sucio y abandonado, dejado de la mano de Dios por una disputa entre Junta y Diputación, entre Ayuntamiento y que se yo quien, sobre la competencia o no del que debería cuidar un entorno donde se crió Lázaro de Tormes y donde poetas y pensadores encontraron inspiración que hoy no tendrían.
Borré, quizá lo que no debería haber borrado y ahora me serviría para componer un cuadro de mi estado anímico en estos momentos. Me gustaría borrar esa tristeza y melancolía con que el otoño nos regala todos los años y recuperar esa vitalidad del verano. Pero el tiempo, sigue inexorable hacia el invierno, solo la costumbre, la practica, el empeño en seguir haciendo las cosas, me mantiene en pie aunque haya ocasiones en las que sienta unas ganas enormes de mandar todo a paseo.(Es influencia del Otoño y algun dolor que no cesa ni con los medicamentos, solamente eso...), seguiré soportando las madrugadas que cada vez van siendo mas oscuras, los atardeceres que tampoco tienen luz y soñaré con el sol de la primavera y las calidas aguas del verano, soñaré y mientras sueño la vida siguirá a mi alrededor fluyendo como un rio, el rio del otoño de mi vida.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Por que la justicia se tapa los ojos?...

La primera noticia llegó  a media mañana a través de una conversación intrascendente con un colaborador de Zamora, en la sucursal de la localidad estaban sufriendo un atraco, según las primeras noticias la calle se hallaba acordonada por la policía y cinco rehenes en el interior.
Sentí la inquietud por el estado de mis compañeros ante una situación que a medida que nos llegaban las noticias, era mas grave que un simple atraco, un demente, pirado había retenido a punta de pistola a mis compañeros y sus exigencias eran incongruentes cada momento que pasaba, luego, la noticia que todos estaban bien y habían sido liberados por la policía.
Inmediatamente acudí a Internet, ya había algo publicado en algún diario digital, que describía en palabras de algún compañero lo ocurrido. Tome el teléfono y llame a mi buen amigo Juan Carlos, solo me contesto estoy bien pero luego hablamos, estoy con la policía.
A mi llegada a casa vi. Las imágenes en la TV y de nuevo me sentí preocupado más que por lo ocurrido, por lo que pudo ocurrir. La inseguridad que día a día crece ante la negación constante de los Delegados del Gobierno, es patente cada día en las noticias. Si hace unos días vi, acordonada mi propia vivienda por la policía y bajar detenidos a dos inquilinos de una de las viviendas de mi edificio que habían amenazado con dos cuchillos jamoneros a la propia autoridad tras montar un escándalo, hoy siento de nuevo esa inseguridad y la indignación cuando luego se publica que todos ellos tienen un historial amplio de antecedentes y siguen campando a sus anchas por las calles. (Mis vecinos han vuelto a las andadas). Puedo entender que haya que guardar una cierta seguridad jurídica con las detenciones y los detenidos, que se tenga que cumplir la legislación procesal y penal para evitar abusos de autoridad o que se inculpe a inocentes, pero siento que esa misma legislación nos deja al resto en una precariedad de seguridad en nuestros bienes y en nuestra integridad física frente al delincuente o el loco, que siento están mas protegidos que el resto de los ciudadanos. Sirva como ejemplo, lo largos que se hacen los procedimientos judiciales y lo cortas que son las detenciones de estos maleantes que a las pocas horas ya están en la calle campando a sus anchas.
En fin, tendrá que ser así, (no seré yo quien pida o añore la ley de Linch dejando la justicia en manos del pueblo alterado, ni la vuelta de la ley del talión) incluso alguien puede llegar a pensar que todo el razonamiento anterior es pura demagogia. Posiblemente quien así opine es que nunca ha llegado a encontrarse en una situación complicada y ojalá nunca tenga que enfrentarse a ninguna. Cuando estudiaba  derecho, siempre hubo una cosa que me preocupó e inquietó: ¿Por que a la justicia se la representa con los ojos tapados?, ¿que es lo que no quiere ver?, o peor, ¿Quien le ha impedido la visión y con que intención?.

martes, 22 de noviembre de 2011

Los gritos del silencio...


A veces, el silencio puede ser un grito desgarrado, sin sonidos, sin estridencias, un silencio absoluto puede ser más expresivo que el mayor de los alaridos.
Silenciar no es olvidar, perdonar, dejar pasar, no sentir, dar por terminado algo. Es simplemente otra de las maneras de expresarse aunque no se haga de forma convencional y se pueda entender de mil maneras, posiblemente ninguna de ellas acertada.
Hay quien dijo que somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos, quizá el silencio sea otra manera de esclavitud auto impuesta, junto con la manera de seguir siendo dueños de nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras penas o simplemente respetuosos con los demás, no expresando en voz alta lo que uno rumia en su interior y que expresado pudiera ofender.
El silencio no es hipocresía, ni es cobardía como alguno pudiera pensar, quien así lo hace es por que él mismo aplica el silencio por esos mismo motivos, el silencio suele ser dolor no compartido, dolor que se oculta para que los demás no sufran contigo, y sin embargo, en el silencio, ese silencio absoluto auto censurando la libre expresión, puede que estemos pidiendo (con gritos de silencio) que alguien nos preste un poco de atención.
Todos hemos pasado momentos de silencio, quizá algún día, quizá en algún momento salgan a la luz como un volcán en erupción los sentimientos contenidos o quizá sigan guardados por pudor, pero el silencio sigue siendo un grito sin sonido, una llamada de atención sin señales, que solo se oye por quien está atento y sabe interpretar este silencio.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¡Ahí os dejo una idea peregina!..¿O, nó tanto?

Colocar a las personas de edad en las cárceles y los delincuentes en las residencias de ancianos.

· De esta manera, nuestros ancianos tendrían acceso a una ducha todos los días, al ocio, paseos, medicamentos, exámenes dentales y médicos regulares.

· Recibirían sillas de ruedas etc.

· Recibirían el dinero en vez de pagar por su alojamiento.

· Tendrían derecho a la vigilancia continua por vídeo, por lo que de inmediato recibirían la asistencia después de una caída u otra emergencia.

· Sus camas se lavarían dos veces a la semana, lavada y planchada la ropa con regularidad.

· Un guardia vendría cada 20 minutos y les llevaría sus comidas y sus bocadillos directamente a su habitación.

· Tendrían un lugar especial para recibir a su familia.

· Tendrían acceso a una biblioteca, sala de ejercicios, terapia física y espiritual, así como la piscina e incluso la enseñanza gratuita.

· Pijamas, zapatos, zapatillas y asistencia jurídica gratuita bajo petición.

· Habitación, privada y segura para todos, con un patio de ejercicios, rodeado por un hermoso jardín.

· Cada hombre de edad tendría derecho a un ordenador, televisión, radio y llamadas ilimitadas.

· Tendrían una "junta directiva" para escuchar las quejas y los guardias tienen un código de conducta que debe respetarse!

· Los delincuentes tendrían platos fríos, se quedarían solos y sin vigilancia.

· Las luces se apagarían a las 20: 00 horas.

· Tendrían derecho a un baño a la semana, vivirían en una pequeña habitación y por la que tendrían que pagar al menos 1.500 euros por mes, sin esperanza de salir con vida!

De esta forma ¡habría justicia para todos!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La maquina de la verdad...

Nunca digas nunca jamás, rezaba el titulo de aquella novela de James Bond, nunca niegues aquello que un día será demostrado como verdadero, o lo que en saber popular “nunca digas este cura no es mi padre” o “de este agua no he de beber”. Pues bien, estamos de campaña electoral, día a dia se nos ametralla con mítines, alocuciones, grandes discursos, en los que uno descubre siempre que o se tiene muy mala memoria por los políticos o mienten todos como bellacos. Aún no he escuchado a uno que no haya mentido en algo, que oculte lo que anteriormente dijo, o se desdiga de lo que en otro tiempo pregonó como verdad absoluta. Todo ello me produce un desasosiego y un desanimo que me hace plantearme una abstención que por inútil e irresponsable no voy a consumar, pero que me hace entender en parte, a todo aquel que se abstenga de acudir a las urnas en dejación de un derecho y un deber que todos debemos cumplir.
Los telediarios, se han convertido para mi en una nueva diversión, encontrar en cada uno de los oradores políticos, sean del partido y color que sean, sus incongruencias, mentiras y olvidos. El juego es tan simple que siempre acierto a la primera y termino por coger el periodico que tengo a mano y terminar el autodefinido o encontrar los siete errores, que tienen más dificultad que lo anterior.
En fin, habrá que ir a votar, lo que aún no tengo claro, es a quien ni si merecerá la pena, pero el deber es el deber y para eso estamos en una democracia por la que se luchó durante años y muy pocos pueden disfrutar (o padecer ¡no se bien!), mientras seguiré usando los telediarios haciendo de detector de mentiras, o de “maquina de la verdad” que tan usada es en otros programas de televisión y produce la misma hilaridad que esta.

martes, 15 de noviembre de 2011

La moda verde...Una lección de ecologia...

Hoy me ha llegado un curioso y divertido correo que me hablaba de la ecologia, el reciclaje y como estos terminos han sido aprovechados por las grandes superficies para hacer su agosto vendiendo bolsas que antes regalaban, esto da pie el siguiente relato:

En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa, ya que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.
La señora pide disculpas y explica: "Es que no había esta moda verde en mis tiempos."
 El empleado le contestó: "Ese es ahora nuestro problema . Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente."
Tiene razon: nuestra generación no tenía esa moda verde en esos tiempos.
En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosa y las de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la fábrica para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar  las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.
Pero no teníamos esta moda verde en nuestros tiempos.
Subíamos las escaleras, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio ni oficina. Íbamos andando a las tiendas en lugar de ir en coches de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 200 metros .
Pero tenía razón. No teníamos la moda verde en nuestros días.
Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no los había desechables.
Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con 220 voltios. La energía solar y la eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos. Pero esa señora está en lo cierto:no teníamos una moda verde en nuestros días.
Entonces teníamos una televisión, o radio, en casa -no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo (¿se acuerdan?), no una pantallota del tamaño de un estadio.
En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros.

Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no cartones  preformados o bolitas de plástico.


En esos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped. Usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad.
Pero ella está en lo cierto: no había en esos tiempos una moda verde.

Bebíamos del grifo cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua.

Recargábamos las estilográficas con tinta, en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las cuchillas de afeitar en vez de tirar a la basura toda la afeitadora sólo porque la hoja perdió su filo.
Pero no teníamos una moda verde por entonces.
En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o el autobús y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o andando, en lugar de usar a su mamá como  taxista las 24 horas.
 Teníamos un enchufe en cada habitación, no un regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.
Así que ¿no les parece lamentable que la actual generación se queje continuamente de lo irresponsables que éramos los viejospor no tener esta moda verde en nuestros tiempos?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Lluvia de Otoño...

Con dificultad recorro las calles de mi ciudad día a día en un rutinario peregrinaje tratando de hacer algo de ejercicio y día a día vengo observando los cambios que en el entono se producen. Mi Salamanca ya no es la Salamanca pueblerina de los años sesenta, hoy calles peatonales llenas de vida dan a la urbe la sensación de una gran ciudad cuidada pese a los desmanes de algún gamberro que spray en mano ha hecho alguna pintada, o al cafre que turno que ha roto alguno de los bancos del paseo. Luz en los atardeceres, de farolas artísticas que imitan a las de la Plaza Mayor, en calles como las de Zamora o de Toro, gentes que van y vienen escrutando escaparates o como yo paseando simplemente.
La verdad, es que este Otoño, me ha acompañado en el empeño de mis paseos diarios,  ha faltado la lluvia, que mojando el suelo se convierte para mí en una autentica pista de patinaje en la que tratando de evitar la caída hago mil figuras casi imposibles para evitar terminar con mis huesos en tierra. ¡Claro!, Así cuando llego a casa, me siento muy cansado, los días de lluvia, como el de hoy, en el que ya hizo aparición este liquido elemento, me hacen difícil el caminar, temiendo cada paso y presintiendo un resbalón a cada instante, ¿Nunca os habéis fijado en lo que resbalan las tapas de alcantarillas cuando están mojadas?, ¿Las bandas blancas de los pasos de cebra?, ¿las hojas caídas del árbol durante el Otoño?. Solamente las losas de granito dan una cierta seguridad al andar sobre mojado, los empedrados de cantos rodados son una trampa para los tacones de las mujeres y causa de mil resbalones.
Pero yo seguiré paseando, con agua o sin ella, estas tardes en las que el sol se ha escondido a horas tempranas, quizá para no verme sufrir bajo la lluvia de Otoño.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Ser halcón o presa...

Jugaban las sombras a esconderse de la luz, que a través de las ramas de los árboles se filtraba levemente, cayendo sobre la alfombra verde del prado.
A lo lejos unas vacas pardas rumiaban su alimento con parsimonia, sin prisa, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Sobre la loma un halcón revoloteaba y en su vuelo pausado dejaba también ver que no tenia ninguna prisa por caer sobre su presa, que rompiendo la placidez  general del valle era el único animal asustado y nervioso que corría por salvar su vida intuyendo el peligro que se le avecinaba.
Halcón y presa jugaron su juego mortal ante la distante mirada del resto de los habitantes del valle, ninguno ayudó a la presa, ninguno recriminó al halcón, solo fue el juego de la vida y la muerte, del mas débil y el mas fuerte, la ley de la supervivencia y así el halcón, hoy ganador mañana puede ser presa de otro depredador.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Reflexiones sobre el post de un amigo que se siente olvidado...


Ciertamente es triste ser olvidado (como ese viejo cacharro) y destino de todos nosotros. Solo unos pocos afortunados permanecen en nuestra memoria por sus grandes obras, o por el cariño que le profesamos. Ser olvidado es moneda común entre los que compartimos trabajo, algo más difícil es que la familia te olvide y aún más una esposa o un marido (al menos eso espero y deseo). Los hijos te recordarán y lo harán los nietos en menor medida si has tenido la fortuna de conocerlos en años en los que pudieron fijar tu imagen.

Ser recordado por compañeros y amigos, puede ser empeño vano, quizá te olviden antes aquellos por los que más luchaste, como bien dices, quizá para no recordar la deuda que en su día contrajeron sin que esta estuviera escrita en ningún lugar, sin que nunca se les pidiera saldarla y sin que nadie exigiera o recordara la misma, pues la deuda nació de una actitud desinteresada de quien dio a luz la misma en un generoso acto de convivencia que ya quedó en el olvido.

La memoria es débil para quien no quiere recordar, pues el recuerdo le produce dolor.

Yo también he sentido el olvido sin olvidar a los que me olvidaron, también he sentido, quizá el desprecio, pero sin despreciar a quienes me despreciaron. Sé que en unos años, nadie me va a recordar en el entorno laboral, cuando me llegue la hora de abandonarlo y no me duele este olvido, hago lo que tengo que hacer y no busco el recuerdo, mientras yo si recuerdo y no olvido a todos cuantos por mi vida han pasado, acumulando así un tesoro que solo yo guardo dentro de mi y que de vez en cuando, dejo ver en alguno de mis escritos como un guiño,quizá inútil, a quien en su día me olvidó, no para que me recuerde, si no para que vean que yo no les olvido

martes, 8 de noviembre de 2011

Una de aeropuertos...

Desde hace algunos años, cada vez que tengo que viajar en avión, al pasar por los arcos de seguridad suelo advertir al vigilante de turno que la maquina va a pitar por causa de mi aparato ortopédico, no suele haber problema alguno y tras invitarme a pasar y dar un concierto de alarmas me revisan con un escáner de mano y puedo continuar mi camino, sin mayores problemas.
Solamente en una ocasión en el aeropuerto de Salamanca, debí pillar despistados a un par de guardias civiles que pese a mi advertencia previa al que estaba en el arco de seguridad, corrieron hacia mi metralleta en mano mientras su compañero les decía... ¡Tranquilos, tranquilos, esta controlado!... ¡Ni que fuera yo Bin Laden!, que diría la otra…(La verdad, es que aquello me acojonó bastante y aún me queda un cierto recelo a pasar por dichos arcos).
Pero la cosa no va por ahí, os habéis fijado alguna vez en los cartelitos de aviso que indican lo que esta prohibido subir a un avión…¡Yo si! Y veréis… puedo entender lo de las armas de fuego, las navajas, las tijeras, los líquidos inflamables y si me apuráis lo de las pinzas de depilar, aunque imagináis a un secuestrador con ellas en la mano diciendo: ¡desvíen el avión a Cuba!, supongo que tendría que añadir o le depilo las cejas al piloto…Pero lo que ya no entiendo es los de la "ballesta", ¿A quien se le ocurre viajar con una ballesta en la mano?, ¡Mire, es que soy Guillermo Tell! Y tengo una manía por cortar las manzanas a ballestazos…¡Hombre no!, pero luego, si uno sigue leyendo, es peor… Está prohibido introducir “catapultas”…¡Leche!, yo creía que ya no se usaban desde los romanos, por lo menos y además tiene que costar un riñón meter una catapulta como equipaje de mano...
Te hacen beber el agua que llevas en la mano, descalzarte, quitarte el cinturón, el reloj, te miran con desconfianza y luego te ponen el cartel pensando que eres capaz de pasar a escondidas una catapulta…¡Nos han fastidiado!, yo recuerdo que en el aeropuerto de Valencia hace años y mucho antes de lo de las torres gemelas, al regreso de una convención me deshicieron el equipaje de mano, pues en el mismo habían visto las hojillas de afeitar, de esas de tres hojas,¿Pero como se puede cometer una atentado con esto?...El cachondeo de mis compañeros de viaje ( mis apreciados gallegos) fue enorme, incluso alguno, en plan de cachondeo repetia una y otra vez provocando el mosqueo de los guardias... ¡Cuidado con este, que es un terrorista peligroso!, no ven la agilidad que tiene...En fin creo que todos podemos contar alguna aventurilla de estas en los aeropuertos y si la tenéis, hacer algún comentario con la misma en este post.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Tizonazos...

Si hace unos días hablaba del mas allá, hoy le toca al “mas acá”, a ese devenir diario en el que cada segundo se convierte en pasado y el pasado en historia, la historia de nuestra existencia.
Cielo e infierno se mezclan cada segundo y mientras unos disfrutan cada segundo de esta vida otros padecen calamidades sin fin, algunos, (la gran mayoría), alternamos ambas situaciones y de esta manera logramos hacer mas llevadera la subsistencia.
Cada cual tiene su infierno particular, unas veces, la salud, otras la economía, situaciones familiares, laborales, sucesos puntuales, nos hacen sentir cerca de ese averno que se nos ha prometido si no somos, como alguien supuso un día debería de ser  la perfección absoluta y el comportamiento inmaculado.
Muchas veces he llegado a pensar que el infierno no es cosa del más allá, viendo las imágenes de los telediarios, uno termina por pensar que el abismo esta en esta vida, en ese mas acá en el que nos desenvolvemos cada instante, hambre, guerras, catástrofes, violencia permanente en cada esquina.
Alguien en broma me decía: “Como terminemos en el infierno te voy a dar mil tizonazos”, y los tizonazos, ya me los dan a diario en esta vida, con mis eternos dolores, con los roces que la convivencia produce con compañeros, amigos e incluso con familiares, con las preocupaciones por el futuro, ese futuro que tan negro nos ponen los economistas cada día y que terminan por rematar los políticos con cada una de sus manifestaciones, estos si que nos dan tizonazos y encima le hemos votado para ello.
No se si existe el mas allá, pero es de suponer, que teniendo todo sus dos polos, negativo y positivo, bien y mal, blanco y negro, exista algo distinto a lo que vivimos cada día en este mas acá, aunque solo sea por mantener el equilibrio entre los extremos.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Contundecia...

Cuentan que en plena guerra de la independencia, el presiente George Washington envió a sus oficiales a requisar los caballos de los terratenientes locales con el fin de usarlos en sus campañas, Un grupo de oficiales llegó a una vieja mansión donde fueron recibidos por su anciana dueña a la que dijeron:
“Señora venimos a pedirle sus caballos en nombre del gobierno”
A lo que la anciana respondió:
“¿Con que autoridad?”
“Con la del general George Washington, comandante del ejercito americano” respondieron los oficiales…
Dicen que la anciana sonriendo zanjó el tema diciendo:
“Váyanse y díganle al general Washington que su madre dice que no puede darle los caballos”
Moraleja: una madre es una madre….