jueves, 1 de marzo de 2012

El futuro...de ayer...

Hace muchos años la percepción que se tenia del futuro pasaba por cosas tan peregrinas como que en el año 2000 (y ya ha llovido desde entonces), las ciudades estarían llenas de coches voladores y todos vestiríamos de blanco con una especie de peceras en la cabeza, las comidas se cocinarían solas con poner el menú escrito en una especie de horno y las comunicaciones se harían a través de una especie de relojes con una pequeña pantalla de TV (Aquí no se equivocaron mucho). Ver una película de ciencia ficción  de los años 50 puede causar una sonrisa ante la ingenuidad de las situaciones descritas y los artilugios empleados. Naves espaciales de aspecto de un cohete V2, a tamaño gigante, llenos de interruptores y manómetros de la época, (aún no conocían los leed ni los botones, pues no se veía ninguno y si reóstatos gigantes)  toscos asientos futuristas y trajes espaciales con apariencia de monos de trabajo a los que se añadía algún logotipo extraño unas hombreras a modo de cordón enroscado y como casco una gran bola de cristal.
Siempre hay excepciones, algunas imitadas en la actualidad como la estenografía de “Metrópolis” de apariencia caótica, en las que las ciudades han crecido hacia arriba con grandes rascacielos unidos entre si por vías de ferrocarril y carreteras elevadas.(ver  “el quinto elemento” o “Blade runner”
Ya Julio Verne anticipó multitud de artilugios imaginarios en aquel entonces (quizá basándose en ideas de Leonardo Da Vinci o en quien sabe que…) y que hoy son una realidad, un submarino atómico, una televisión, una bala de cañón desplazándose hacia a luna, un viaje al centro de la tierra. Aquella frase de… “Lo que un hombre puede imaginar otro puede terminar realizándolo”, solo es cuestión de tiempo. La tecnología avanza cada vez mas rápido, parece como que los grandes descubrimientos hubieran entrado en una espiral acelerada por las comunicaciones ( léase Internet) en la que lo imaginado tan solo hace unos pocos años es ya una realidad. Quizá algún día la quimera del santo Grial, con el poder de hacernos inmortales llegue a hacerse realidad, quizá también, esos viajes estelares que nos presentan las grandes producciones de Hollywood, terminen por ser ciertas. Solo el hombre tiene un límite físico, pero su mente rompe todas las barreras y puede llegar a imaginar lo que quizás mañana sea una simple realidad cotidiana.