miércoles, 15 de enero de 2014

Su fuerza...es mi fuerza

Cumpliría este año 103 años, su recuerdo permanente mantiene mi espíritu en alto, no dejando que caiga en la tentación de flaquear en ningún momento, como no lo hizo él tratando de buscar durante toda su vida una solución, al hijo que tuvo la mala fortuna de padecer de la polio. Su fuerza y espíritu alegre era capaz de perseguir un sueño sin decaer en ningún instante. Allá donde podría existir algún remedio, alguna solución, acudía raudo aún a sabiendas de que no era factible encontrarlo. Se que muchas fueron sus decepciones, muchos los kilómetros recorridos, muchas la entrevistas con médicos y rehabilitadores, con ortopedas y traumatólogos, sin perder la esperanza de encontrar en algún momento remedio o alivio.
Se, que fueron años difíciles en los que todo estaba en pañales, la cirugía infantil aunque rudimentaria, algo llegó a solucionar, no existían medicamentos y solamente un rehabilitador contratado por horas, pasaba por casa para ejercitar mis músculos afectados, con la esperanza de revivirlos en algún momento. Horas y horas de ejercicio, de muy poco sirvieron durante años, hasta que sin perder esa esperanza, todo quedó parado por las indicaciones de los galenos de que era perder el tiempo y tirar el dinero en algo que ya no tenia solución.
Hay ocasiones en las que pienso que algo quedó de todo aquello, sin él saberlo, me transmitió algo muy importante, la constancia, el no decaer nunca ni dejar que el desanimo invadiera mi vida. Nunca me sentí distinto, nunca me lamente de nada y nunca sentí la limitación evidente ante los ojos de los demás, mientras que esta era y es natural para mi.
Hoy, cuando el transcurso de los años la dolencia parece empeorar, el solo recuerdo de su tenacidad me mantiene firme, luchando una vez mas y logrando permanecer, contra todo pronostico, en una actividad de la que en ocasiones me sorprendo. ¿Por que, si él hizo lo mismo?, No se rindió nunca y su ejemplo es mi bastón espiritual para poder seguir caminando. Estoy seguro que allá donde esté sonreiría si fuera capaz de leer estas líneas y quizá pensaría que sus esfuerzos no fueron del todo inútiles ni cayeron en saco roto.