viernes, 7 de febrero de 2014

La tecnología que no llega...

Vivo rodeado de tecnología, mi afición por los “cachivaches” llega en ocasiones a ser enfermiza, móviles, ordenadores, portátiles, tablet, comparten mi vida desde que me levanto hasta que el sueño me puede. Como, hojeando el Iphone, meriendo mientras leo el correo personal en el tablet y termino escribiendo en el portátil este post mientras sobre el techo de la habitación un reloj lanza un láser con la hora y el TV se enciende solo para darme las ultimas noticias de la noche, la cafetera ha saltado sola terminando de hacer el café para mañana y dos mensajes en el móvil me dicen que mis hijos están bien y uno de ellos ya tiene cobertura en el móvil para que podamos hablar.
Una aplicación gratuita me permite comunicarme con ellos por video conferencia y puedo verles la cara mientras nos contamos las incidencias del día. Tecnología que invade nuestras vidas, puertas que se abren solas a nuestro paso, cámaras que  nos reconocen y huellas digitales para fichar la entrada al trabajo, semáforos que reconocen a un invidente y comienzan su melodía de aviso para que pase o no por aquel paso de peatones, coches que te avisan de la distancia que hay mientras aparcas, ascensores que indican un exceso de peso cuando están llenos, tarjetas de la Seguridad Social con todo tu historial medico y sin embargo, ya me habéis oído quejar en alguna ocasión de lo poco que ha avanzado la ortopedia en casos como el mío. Sigo usando el mismo estabilizador para caminar que hace 50 años, el ortopeda me decía: es que cuando vosotros los afectados por la "polio", desaparezcáis (Dios quiera que sea muy tarde por beneficio de ambos) este tipo de aparatos acabaran desapareciendo, mientras progresan los avances en piernas artificiales a causa de las bombas anti persona y los accidentes de trafico. ¡Que gracia!... Curiosamente uno llega a la triste conclusión de que los avances tecnológicos están siempre ligados a la guerra, de hecho el avance en comunicaciones y localización por satélite tiene su base en sistemas operativos militares, el desarrollo de nuevas tecnologías casi siempre y por regla general tiene como objetivo lograr una superioridad sobre el adversario posible o real, incluyendo el estudio del mapa genético cuya finalidad real y que se oculta con la pretensión de curar determinadas enfermedades, no es otra que la de lograr un guerrero superior, como buscaban los nazis alemanes hace ya años y mientras, uno tiene que ingeniárselas, rediseñando como puede artilugios ortopédicos vetustos y desfasados, pasando notas y bocetos a un entregado y hábil ortopeda que los acoge con curiosidad en principio y luego termina rematando con su experiencia lo que uno le propone. “Tecnología casera” que al menos a mí me sirve para poder seguir caminando y quizá, poner un granito de arena en esta necesidad olvidada y en vías de extinción.