martes, 4 de noviembre de 2014

El sobresalto diario...

En los años sesenta, uno se despertaba y sobresaltaba con la lectura en prensa de una represión contra obreros de los Altos hornos de Bilbao o los mineros de la cuenca asturiana, con fusilamientos y juicios sumarios de una dictadura que ya comenzaba a dar sus últimos coletazos, días grises (no solo por los uniformes de los represores),de una historia ya lejana, pero no olvidada.
En los setenta, los sobresaltos provenían de los atentados de Eta, que cada día llenaba páginas de sangre y terror, luego, los informes del equipo médico habitual, que día a día nos mantenían en vilo sobre el posible fallecimiento de Franco. Los Ochenta cambiaron el panorama y un golpe fallido de estado nos alteró la vida creando una decidida vocación democrática en un pueblo desconcertado y aún no habituado a tomar las riendas de su destino. (En ocasiones pienso que sigue sin tomarlas a la vista de los resultados electorales). Un giro a la izquierda dio como vencedores a los Socialistas en 1982 terminado de una vez por todas con un triste pasado en el que la represión era el pan nuestro de cada día.
Los Noventa, nos regalaron la entrada en una guerra que no era nuestra y supimos lo que era el Golfo Pérsico, el poder de quienes tenían en sus manos la producción de energía del planeta, el desmembramiento de la Unión Soviética y las guerras de los países del Este.
En el Dos mil comenzamos con el temor de un Armagedón por el cambio de siglo y el miedo a que los ordenadores no entendieran el mismo, a esto siguieron los atentados terroristas de 11S y el 11M y supimos lo que era el fanático islamismo capaz de inmolarse de la manera más cruel.
Hoy los sobresaltos, (a los cuales me temo nos estamos acostumbrando y no deberíamos), vienen de la corrupción generalizada. Algunos piensan que no es para tanto pues alegan que no se puede juzgar a toda la clase política por que unos 120 o 200 o 300 sinvergüenzas (esto va en aumento cada día) y que  se sepa de momento, ostentan cargos políticos enriqueciéndose injustamente .de manera fraudulenta y descarada.
Mi indignación y sobresalto ya está llegando a límites que nunca sospeche pudiera llegar. Que se diga que 20 individuos, defraudaron una cantidad tal que hubiera podido llegar a mantener a 12 millones de personas en unos niveles dignos de supervivencia, mientras, son machacados con fraude de “preferentes”, desahucios, recortes en derechos sociales, asistencia sanitaria, educación, pensiones, recortes a en las nómina a funcionarios etc...Me provoca un estado de repulsa que aumenta ante la lentitud de una justicia que quiero pensar (por pensar bien) saturada y obsoleta, incapaz de recuperar rápidamente las cantidades defraudadas y meter en la cárcel (y si fuera posible tirando las llaves al mar) a todos estos sinvergüenzas y defraudadores que nos han estado estafando impunemente.
Uno llega a tener la sensación de que en esta país, no ha robado más gente, porque no han tenido la caja a mano...la tristeza de ver personas necesitadas, rebuscando en los contenedores de basura, mientras en la prensa se publican los lujos y el despilfarro de estos impresentables de corbata de seda y traje de Armani (que encima no saben ni lucirlo elegantemente), está haciendo mella en mí.
¿La solución?... ¡Quién sabe!, me da miedo oír ya aquella frase que en broma soltaba alguno de… ¡Con Franco esto no pasaba!... y si, ¡también pasaba!, pero eran menos a repartir a defraudar.
Estamos demostrando una paciencia infinita y aun confiamos en la Justicia, que lenta, pero implacable, terminara por poner las cosas en su sitio.
Y mientras seguiremos con el sobresalto diario de descubrir en la prensa que aquel vecino nuestro al que saludábamos todos los días al ir a por el pan, esta también imputado...