domingo, 14 de septiembre de 2014

Siempre en mi recuerdo...

Asciende entre eucaliptos centenarios, al borde del acantilado, un sendero plagado de bayas y hojas de agradable olor, al fondo, la vieja casona del guarda y el faro que incansable marca la posición a los navegantes. Una lagartija corre a esconderse a nuestro paso y el canto de las aves entre las ramas acompaña cada uno de nuestros pasos. Es el monte Somo, al lado de la playa de Santa Marina en Ribadesella,(de el que os dejo una foto aerea) paseo obligado cada vez (y cada vez son las menos) que tengo oportunidad de volver a los lugares de mi niñez. Desde lo alto, una hilera de viejas casonas se extiende a todo lo largo de la playa, esa playa de frías aguas y olas tenaces en la que tantas veces me zambullí y en las que ahora con los años, las fuerzas que fallan, no me permiten volver a sentirme mecido entre sus olas. ¡Cuantos recuerdos!, aquel viejo caserón del "Pandiello", el perro de lanas rojizas y por nombre Yul, la pesca de cangrejos en aquella ría (Hoy impensable y prohibido como tantas cosas) y las correrías por el lugar de cuatro hermanos que nos criamos amando aquellas tierras de nuestros antepasados.
Todo ha cambiado, una marabunta de nuevas edificaciones inunda gran parte de las laderas antes verdes que circundaban el lugar. Han desaparecido las  Pumaradas y los verdes prados invadidos por el hormigón y el betún de sus calles. Una extraña sensación de tristeza me llena el alma cuando ya no reconozco apenas aquellos lugares hoy llenos de bullicio pachanguero de adosados tapando lo que antes fue naturaleza viva. Ya nada es igual, me cuesta reconocer aquel paraíso perdido en el que vivía tres meses al año y donde compartí juegos con mis grandes amigos Julio, Agustín, Fernan, Tino. Donde podíamos corretear con nuestras bicicletas sin miedo al tráfico y subir monte arriba sin tener que sortear vallas ni alambres de espino. El progreso amigo Fernando, me decía uno de ellos, el progreso que no cesa, pero aún nos queda el recuerdo de aquellos años y ese no nos lo quita nada ni nadie.