miércoles, 27 de marzo de 2013

La carretera y las misas...

Siguiendo con las mil historias divertidas que vengo contando, de vez  en cuando, en este blog, acaecidas en mi larga vida laboral, llega a mi recuerdo una acaecida hace ya muuuuuuchos años mientras yo tramitaba siniestros allá por el año 1982, en que el cura párroco de una localidad Cacereña tenia la mala fortuna de arrollar a la salida de una curva, con su SEAT 850, a una pareja de la Guardia Civil a la que dejaba mal herida. Los compañeros de estos que realizaron el atestado hacían ya en aquella época, constar en su informe, el alto grado de alcoholemia del "pater", el cual se justificó en su declaración de la siguiente manera...¡Miren ustedes!... llevo trabajando desde las 8 de la mañana, sin apenas haber tomado un desayuno y llevo impartidas 7 misas en los alrededores, entiendan ustedes que... ¡mi profesión me exige beber vino durante la realización misa!...tenia cierta razón... es la única profesión que conozco en la que hay que beber y no solo esta permitido, si no que además es obligatorio...Así pues esta Semana Santa...CUIDADO CON LA CARRETERA, se dirán muchas misas...

martes, 26 de marzo de 2013

Respeto y convivencia...


Nací en una gran familia que me enseño lo que era el respeto, la educación, los buenos modales y el saber estar en cada momento por difícil que este fuera.
Los años fueron puliendo aquellas primeras enseñanzas, mas bien ejemplos, que recibí de mis progenitores y nunca levanté la voz a nadie aunque lo estuviera mereciendo.
Hoy, observo con tristeza que casi nadie hace uso de la palabra “respeto”, los ejemplos, (nunca buenos) de programas televisivos en los que el vocerío, el insulto, el sacar los trapos sucios a relucir, son el pan nuestro de cada día y están siendo la escuela de una población y gentes que creen tener patente de corso para pisotear a todo el mundo, para olvidar que la convivencia de basa en la premisa de no herir al vecino y saber guardar silencio en los instantes mas delicados.
Ceder el puesto a una persona mayor en el autobús, dejar paso en una puerta a los que salen antes de entrar, abrir la puerta para quien viene cargado con bolsas o tiene alguna dificultad, son meros detalles que han desaparecido en nuestro que hacer diario. El codazo y empujón han sustituido a las buenas formas, las palabras “disculpe”, “gracias”, “lo siento”, “por favor”, han dejado de utilizarse y en su lugar como mucho surge un gruñido ininteligible más propio de un animal que de una persona.
Las conversaciones en el trabajo, cuando se atiende a alguien, siempre comienzan por parte de nuestro interlocutor con un amenazador... ¡Vamos a ver!...que ya te pone en guardia sobre lo que viene después que suele ser un chaparrón de incongruencias y exigencias sin sentido en la mayoría de las ocasiones.(Todo el mundo parece tener derechos pero nunca obligaciones). En la calle, cuando alguien te solicita, suele hacerlo con un... ¡Oye tu!... que pretende ser signo de cercanía cuando en realidad es una falta de respeto.
Muchas veces y haciendo uso de aquellas viejas enseñanzas, uno se calla y responde con amabilidad que nunca es correspondida y echa de menos aquella vieja cartilla de “urbanidad”, manual de buenos usos y costumbres, que era de uso obligatorio en la enseñanza y que hoy cuando uno la lee solo da risa y lastima por lo que con ella se perdió.
Los grandilocuentes planes de estudio han olvidado lo fundamental...enseñar “respeto” y convivencia.
Por todo ello, no me ha extrañado oír en algún noticiario, que algunos políticos están siendo acosados en sus propios domicilios por manifestantes vociferantes y agresivos, que olvidaron algo tan importante como que el dialogo comienza por respetar al interlocutor, por pedir educadamente lo que a cada uno corresponde y razonar...si razonar, no chillar a través de un megáfono molestando incluso a quien nada tiene que ver con el asunto.
En fin, de aquellos polvos vienen estos barros, quien no aprendió el significado de la palabra “respeto”, tampoco sabrá el significado de la palabra “convivencia”

lunes, 18 de marzo de 2013

Un humilde virus informático....

Hola, me llamo Chal-li, acabas de ser infectado por el último tipo de virus creado, el virus manual Chal-li. Soy un virus humilde y no me reenvío automáticamente ni borro ningún disco al ser recibido. Por lo tanto, agradecería tu colaboración. 

Lo primero que debes hacer es ir a la carpeta de Windows y borrar unos cuantos ficheros, si puede ser que suenen importantes como el win.ini, command.com y alguno otro que se te ocurra. A continuación reenvíame todos los nombres de tu libreta de direcciones. Si quieres darme más fama sería un detalle que por último borraras el disco duro o le prendieras fuego a 
la CPU. 

Muchas
 gracias por tu atención y te agradezco de antemano tu ayuda. 

Chal-li.

viernes, 15 de marzo de 2013

Aquel éxodo anual...


6,30 de la mañana. Madrugar no era mas que una manera de comenzar un largo viaje, unas vacaciones siempre esperadas y deseadas con las que soñábamos durante todo el año.
Mi madre, previsora, ya había ordenado todos los equipajes y nos tenia preparado un desayuno para coger fuerzas ante el camino que nos aguardaba.
Mientras, mi padre iba bajando y colocando maletas, bultos y paquetes en el viejo 600 que esperaba a la puerta... sobre la baca, una bicicleta, maletas bolsas, cubiertas con un plástico, le daban un aspecto de destartalado carruaje en tiempos de mudanza que luego mas tarde veríamos copiados por los Magrebies que bajaban de Alemania a su Africa natal.
700 kilómetros nos separaban de nuestro destino en Asturias y muchas veces me he preguntado ¿cómo fuimos capaces de hacer aquellos viajes con ese pequeño y rudimentario vehículo?.
Las etapas estaban marcadas, una hora y media hasta Zamora, cruzando su puente de hierro y por el centro de la ciudad. El olor a galletas recién horneadas, (al entrar en Zamora, había una fábrica de Reglero nada mas pasar el puente), ya marcaba nuestro primer hito en el camino. Otra hora y media hasta Benavente cruzando por Roales, Montamarta (donde siempre comentábamos al paso, el estado del embalse que desde la carretera se veía), Granja de Morerulea, Santovenia, Barcial del Barco... para terminar en Benavente en el "Hostal Martín", que había a la entrada frente a una fabrica de aceitunas y hoy convertido en residencia de ancianos.
Esta era nuestra primera parada en la que un nuevo desayuno con tostadas y magdalenas nos es estaba esperando cada año en un rito imperturbable que nunca se perdía.
Luego, continuábamos nuestro periplo camino de León, pasando por Villamañan y dejando Valencia de Don Juan a nuestra derecha...León nos recibía a su entrada con aquellas grandes fabricas de antibióticos que siempre nos sorprendían con el humo de las grandes chimeneas y el movimiento fabril y febril de las gentes que en ellas se entregaban a su labor diaria.
Había que cruzar por el centro de León, camino de Pajares y nuestro 600 ya pedía un descanso. Recalentado, por la carga y el largo camino, había que parar para reponer agua en su radiador (siempre con el motor en marcha, según decía mi padre para evitar que se rajara el bloque del motor). Una gran fuente con forma de Tinaja, en un paraje a la salida de León, era el lugar elegido, unos bancos de piedra que la rodeaban, servían de escondite en nuestros juegos mientras mi padre le dedicaba unos momentos a nuestra cabalgadura y nosotros admirábamos a lo lejos las primeras montañas que tendríamos que cruzar hasta tierras asturianas. El corazón se nos aceleraba ante la cercanía de aquella tierra querida, soñada y añorada durante el largo invierno y en la que tres meses al año abría sus brazos para acogernos en unas vacaciones que quedaron grabadas en nuestra memoria.
Pajares, era la prueba de fuego para nuestro transporte, que siempre fue superada sorprendentemente a pesar de la carga y los kilómetros andados. Parada obligada en el Parador Nacional, nuevo café y estirón de piernas sintiendo la alegría en el alma mientras nuestra vista se recreaba en la montaña, los verdes prados y el aire limpio que llenaba nuestros pulmones. Cerca se encontraba ya nuestra primera meta final y descanso del primer día de viaje. Turón, la casa de mis tíos Sabino y Amor, nos esperaba con el cariño de esa familia que siempre nos recibía con los brazos abiertos y la alegría de volver a estar todos juntos aunque solo fuera por una horas.
Después de la comida un nuevo inicio  del camino hasta las orillas del mar, donde las grandes olas del Cantábrico y sus frías aguas nos esperaban. El viejo caserón de aquella Isla de remanso y tranquilidad abría cada año sus puertas para acogernos en aquellos tres meses del verano, en los que uno siempre tenia la sensación de que nunca tendrían fin.
Viejo 600 hoy recordado al encontrar entre mis fotos esta en la que tres hermanos y mi prima María Jesús, posábamos con él a la puerta de la casa de mis tíos en Turón...¡Cuantos años y parece que fue ayer...

martes, 12 de marzo de 2013

Recuerdos de Un Turón, dormidos en mi memoria...


La larga ladera de carbón ennegrecida, el castillete de la mina asomando por encima de los tejados y en el valle ese olor a carbón, el ruido de las renqueantes locomotoras arrastrando vagonetas repletas del negro mineral y una asturianada, en la garganta de un minero, mientras sus compañeros apuran el “culín” de sidra sabiamente escanciado, desde la altura justa con pulso firme y precisión extrema que uno nunca llegó a dominar…
En la curva el viejo cine y a su lado el negro río, un poco más arriba casi frente al colegio, la casa de mi primo Nacho, con su gran escalinata sorteando la ladera del monte hasta llegar a la terraza de acceso, desde la que se divisa toda “la veguina”, con sus “cuarteles” llenos de vida y laboriosa actividad en el “pozu”…
Al fondo el monte y en su ladera el cementerio dominando el valle, ese cementerio en el que hoy reposan mi padrino y sus hermanos…cuantos recuerdos, cuantas horas correteando entre los viejos caserones siempre bajo la atenta mirada de mi madre y mis tíos…
Turón, ese Turón al que dedique el primer post de este blog, hoy vuelve a mi a  mi memoria gracias a un Power point de un amigo sobre esa Asturias que llevo en el alma, no olvido nada…siempre esta en mi alma, las muchas horas vividas en aquellas tierras, la niñez lejana y tan cercana en mi mente…
Hoy la ladera es verde…el castillete está parado y la mina cerrada, ya no canta el “picador” su asturianda y las viejas máquinas acarreando el carbón, han desaparecido del paisaje dejando en lugar de sus vías una pequeña carretera de acceso al lugar donde se encontraban los viejos cuarteles hoy sustituidos por modernos edificios, el cine ya no existe y el río ha recuperado sus cristalinas aguas, pero Turón sigue en mi alma igual, nada ha cambiado...¡No quiero que cambie! Su imagen, grabada en mi memoria….

viernes, 8 de marzo de 2013

Tres lugares...


Salamanca, es una de las ciudades mas acogedoras del mundo, calles peatonales y callejas nos llevan entre monumentos al pasado, un pasado que aún se conserva en los empedrados de las calles, muy propios a tropezones y caídas.

Siempre dije que hay dos lugares en los que me siento muy cómodo…Pedraza ( En Segovia) y El Castrillo de los Polvazares ( Astorga), sus calles empedradas de manera desigual hacen que todos vayan tropezando y casi cayendo… allí es donde yo “disimulo mas”…¡No se nota mi cojera!... nos igualamos todos sin necesidad de que los demás padezcan enfermedad alguna y a la vez experimentan lo que yo vivo a cada instante…la posibilidad de romperte las narices por un tropezón tonto…( Dios no quiera que nadie se las rompa).

Pues bien… Salamanca se está convirtiendo en mi tercer lugar preferido… calles peatonales recién arregladas que por las mañanas permiten el trafico de camiones de carga y descarga, están dejando paso a baldosas y losas levantadas que nadie se molesta en arreglar y son causa de tropezones continuos para todo ciudadano que no vaya mirando el suelo… ¡Con la de cosas bonitas que hay que ver en Salamanca si levantas la mirada!...¡Zas!...el suelo te acoge duramente...

Hoy mientras paseaba he visto dos de estas caídas,..Tropezón con baldosa levantada, cara de sorpresa, pérdida de equilibrio y trompazo con el duro suelo, improperio lanzado contra el Ayuntamiento y como no… carcajada de los viandantes…esos mismos que veinte metros más adelante van a estar en la misma situación si no van con cuidado…

En fin…ya tengo tres sitios preferidos.
 

miércoles, 6 de marzo de 2013

Otros caminos...


Días de lluvia y sombras, triste y frío invierno, que poco acompaña en mi caminar diario por esta ciudad hermosa en la que el sol cuando luce, juega a hacer reflejos dorados sobre sus piedras. Roma la chica, ágora de grandes pensadores, escritores, científicos, eruditos varios, que en las aulas de su universidad derramaron su sapiencia.
Me es difícil caminar con agua en el suelo, pero ahora mas que nunca debo cumplir el rito diario de andar al menos durante una hora,(prescripción medica ineludible), vuelvo a recorrer viejas calles, variando mi ruta diaria para evitar la monotonía, ruas llenas de mil historias, de bullicio estudiantil saliendo de las clases o divirtiéndose en horas de asueto. Salamanca sigue siendo una ciudad para caminar, para pasear tranquilamente entre edificios históricos cuya dorada piedra de Villamayor hacen que sea una ciudad única, irrepetible, tranquila. En ella se puede llegar a cualquier parte caminando y caminando hoy dirigí mis pasos hacia las catedrales. Rua Mayor adelante,(Calle en la que nací), con paso lento por temor a algún patinazo por el agua caída, llegué hasta la Plaza de Anaya, a la puerta de mi antigua facultad de Derecho en la que tantas horas pasé tratando que la ciencia jurídica entrara en mi vida y en la que tuve el honor de tener por maestros a D. Alfredo Calonge Matellanes, D. Lamberto Echevarria, D. José Delgado Pinto, D. Francisco Tomás y Valiente, Dª Gloria Vegé Cantón, D. Enrique Gimbernat Ordeig, D. Carlos García Valdés, José Luis de los Mozos y tantos otros... Cuantas horas, y tiempos muertos en los que tomaba café en las viejas caballerizas de Anaya con mis amigos y compañeros Tomás Roco y Alberto Santa Maria. Días de vino y rosas, tiempos de estudio en los que la vida aún se presentaba larga y prometedora. Ya han pasado mas de cuarenta años, perdí la pista a mis amigos Tomas y Alberto, mi camino fue por otros derroteros distintos a los de la practica jurídica, pero ahí sigue el viejo edificio, recordándome aquellos tiempos, testigo mudo de mil ilusiones, esfuerzos y esperanzas, exámenes y practicas que quedaron en vía muerta, pues uno se dedicó a otros menesteres en la empresa privada. Hoy mi recuerdo fue para un tiempo pasado en el que la vida aún no había enseñado aún sus garras, un tiempo en el que la mayor preocupación era aprobar una asignatura.
Vieja Salamanca llena de recuerdos, hoy has revivido en mí aquellos dulces años en los que aprendí el valor de la amistad y que el esfuerzo diario, poco a poco, con constancia y sin desfallecer acaba teniendo su recompensa.Hoy,jubilado de una rutina laboral, he sentido que la vida me ha llevado por otros derroteros que no fueron malos, pero no por aquellos para los que yo me preparé. La vida termina por marcar sus caminos y lo que al final cuenta es poder terminar la andadura con la frente alta de haber cumplido sin desfallecer...

lunes, 4 de marzo de 2013

Siempre hay un "primer dia"...


Era mi primer día y la sensación de que algo no era normal fue, que abrí los ojos a las 7 de la mañana y no tuve necesidad de saltar de la cama, una sonrisa debió dibujarse en mi cara mientras volvía a quedarme semidormido pensando ¡Ya no tengo que madrugar!. Tan solo una hora y media después ya me había levantado y tras tomar un café con toda la calma del mundo, sentí que estaba de vacaciones, unas largas vacaciones que solo se interrumpirían un día a la semana para volver a lo que era habitual.
Mi mente aún no se hace a la idea de lo que me espera, largas horas sin tener que ir al trabajo y preocupaciones por que este salga a diario sin dejar nada atrás.
Salí a la calle y la calle era nueva para mí. Las mañanas encerrado en una oficina, durante años, me habían alejado de ese ajetreo urbano que hoy pude contemplar con clama, sin tener que ir con prisas a ninguna parte y con la mente despejada absorbiendo todo cuanto me rodeaba y en lo que antes no había reparado pese a haberlo visto en muchas ocasiones, pero que no había sido procesado por mi mente, ahora libre, emancipada, autónoma.
Gentes al sol de la mañana dejando pasar las horas como yo hacia en aquel instante, quizá jubilados o desocupados, se mezclaban con otros que apresurados, cartera en mano y papeles bajo el brazo, eran la imagen de lo que yo fui hasta hoy.
Era mi primer día y me dispuse a disfrutar tranquilo de esa mañana en la que por suerte, además, me acompaño mi mujer que estaba de libranza después de una larga guardia.
Desayuno en Las Torres, paseo por la Plaza Mayor mirando escaparates y dejando pasar el tiempo como si ahora el tiempo ya no tuviera importancia.
No miré ni una sola vez el reloj, que  antes era motivo permanente de consulta. Mi única preocupación era estar con  mi mujer disfrutando de esas primeras horas libres y esos tímidos rayos de un sol de Marzo que no lograban calentar el ambiente.
No se cuanto tiempo duró el paseo, esta vez, no había que ir a ningún sitio en concreto y solo se trataba de recrearse en una libertad que acababa de nacer.
Fue mi primera mañana de jubilado y el primer día en que no tuve que correr para comer y volver al trabajo.
Habrá muchos días iguales, muchas horas para dedicar a la lectura, al paseo o a ayudar en las labores hogareñas. Hoy fue mi primer día de otros muchos que aún quedan por venir…