martes, 20 de diciembre de 2011

Y pude seguir mi camino...

Aprendí a vivir sin mirar mas allá de mi horizonte, nadie mejor que yo sabia donde estaban mis limites y hasta donde podía llegar, pero me equivoqué, mi camino fue mas largo de lo esperado y pronosticado, ante mi propia sorpresa pude hacerlo paso a paso, sin prisas pero sin pausa he recorrido la andadura de una vida en la que no me he podido quejar de casi nada. Sabía que jugaba en desventaja, que mis fuerzas mermadas desde el principio por una enfermedad, irían perdiéndose con los años augurándome una triste existencia que por el momento no ha llegado a producirse y espero nunca llegue ese día.
Si los demás corrían, yo seguía mi camino, paso a paso, apuré en ocasiones mis fuerzas y oculté mis dolores, siempre me dio rabia que alguien pudiera pensar que no iba a ser capaz, cuando de mi nacían unas ganas enormes de seguir adelante, de no decaer nunca. Tomé a broma lo que para mi era natural pues nunca fui igual que los demás, me reí de las dificultades y riéndome de ellas las he superado hasta el presente en el que mis fuerzas fallan más de lo habitual y a las que pongo una sonrisa pensando...”al menos hasta aquí llegué” y aún puedo seguir mi senda. Hace ya cuatro años, alguien intentó apartarme del camino. ¡Que poco me conocía! Tuve que volver a demostrarme a mi mismo, que no tenían razón, pues por un momento me hicieron dudar,( quizá la única vez que alguien lo consiguió) no tenia que demostrar nada a nadie, solo a mi mismo que no había perdido la carrera. Hoy sigo con ilusión mi viaje en esta vida pidiendo que las fuerzas no me fallen, mientras, aparto los dolores de mi camino poniendo buena cara al mal tiempo y bromeo con cada tropezón, con cada caída, con cada esfuerzo al subir escaleras terminado el día dando gracias por haber podido vivirlo sin haber sido una carga para nadie.