miércoles, 6 de marzo de 2013

Otros caminos...


Días de lluvia y sombras, triste y frío invierno, que poco acompaña en mi caminar diario por esta ciudad hermosa en la que el sol cuando luce, juega a hacer reflejos dorados sobre sus piedras. Roma la chica, ágora de grandes pensadores, escritores, científicos, eruditos varios, que en las aulas de su universidad derramaron su sapiencia.
Me es difícil caminar con agua en el suelo, pero ahora mas que nunca debo cumplir el rito diario de andar al menos durante una hora,(prescripción medica ineludible), vuelvo a recorrer viejas calles, variando mi ruta diaria para evitar la monotonía, ruas llenas de mil historias, de bullicio estudiantil saliendo de las clases o divirtiéndose en horas de asueto. Salamanca sigue siendo una ciudad para caminar, para pasear tranquilamente entre edificios históricos cuya dorada piedra de Villamayor hacen que sea una ciudad única, irrepetible, tranquila. En ella se puede llegar a cualquier parte caminando y caminando hoy dirigí mis pasos hacia las catedrales. Rua Mayor adelante,(Calle en la que nací), con paso lento por temor a algún patinazo por el agua caída, llegué hasta la Plaza de Anaya, a la puerta de mi antigua facultad de Derecho en la que tantas horas pasé tratando que la ciencia jurídica entrara en mi vida y en la que tuve el honor de tener por maestros a D. Alfredo Calonge Matellanes, D. Lamberto Echevarria, D. José Delgado Pinto, D. Francisco Tomás y Valiente, Dª Gloria Vegé Cantón, D. Enrique Gimbernat Ordeig, D. Carlos García Valdés, José Luis de los Mozos y tantos otros... Cuantas horas, y tiempos muertos en los que tomaba café en las viejas caballerizas de Anaya con mis amigos y compañeros Tomás Roco y Alberto Santa Maria. Días de vino y rosas, tiempos de estudio en los que la vida aún se presentaba larga y prometedora. Ya han pasado mas de cuarenta años, perdí la pista a mis amigos Tomas y Alberto, mi camino fue por otros derroteros distintos a los de la practica jurídica, pero ahí sigue el viejo edificio, recordándome aquellos tiempos, testigo mudo de mil ilusiones, esfuerzos y esperanzas, exámenes y practicas que quedaron en vía muerta, pues uno se dedicó a otros menesteres en la empresa privada. Hoy mi recuerdo fue para un tiempo pasado en el que la vida aún no había enseñado aún sus garras, un tiempo en el que la mayor preocupación era aprobar una asignatura.
Vieja Salamanca llena de recuerdos, hoy has revivido en mí aquellos dulces años en los que aprendí el valor de la amistad y que el esfuerzo diario, poco a poco, con constancia y sin desfallecer acaba teniendo su recompensa.Hoy,jubilado de una rutina laboral, he sentido que la vida me ha llevado por otros derroteros que no fueron malos, pero no por aquellos para los que yo me preparé. La vida termina por marcar sus caminos y lo que al final cuenta es poder terminar la andadura con la frente alta de haber cumplido sin desfallecer...