
Muchos han sido los lectores a tenor de lo que indica la estadística de visitas del blog y muchos los que han dejado su comentario. Nunca tuve que borrar o censurar ninguno, pues el respeto con que se ha entrado en esta vuestra casa ha sido digno de encomio. Día a día me llegan noticias de que este espacio es seguido con cariño e interés por todos cuantos tienen conocimiento del mismo. Mi agradecimiento a todos. Uno no pretende otra cosa que ejercitarse en el arte de la escritura en el que soy un entusiasta principiante, volcando mis vivencias e inquietudes, siempre con el fin personal, de desahogar malos momentos o compartir emociones que de otra manera quedarían en el olvido del silencio.
Hoy alguien me decía, “pones una sonrisa cada tarde en mi cara y terminas por que mis preocupaciones parezcan nada a través de tu mirada, esa mirada que he aprendido a usar leyéndote una y otra vez cada día”.
No hay mayor honor y satisfacción que haber sido la causa de esa sonrisa, que me anima a seguir contando cada día un destello de mí existir, fogonazos de una batalla diaria o chispazos de una traca que algún día tendrá su final.