jueves, 2 de febrero de 2012

Cuestion de satisfacción personal...

Encendí la luces al entrar, como lo hago instintivamente cada día y me dirigí a mi puesto de trabajo para fichar la entrada de rigor, de reojo miré el calendario sobre la mesa,  1 de Febrero…¡Pufff!… mi primer pensamiento fue: hace ya cuatro años que un traslado inesperado me trajo a esta oficina, después de haber estado ejerciendo la dirección de sucursales durante 25 años. ¡Como ha pasado el tiempo!. Cuatro años en los que ha acaecido de todo, el fallecimiento prematuro e inesperado de dos compañeros, a los que en ocasiones echo de menos, cuando mi mirada se dirige a sus puestos de trabajo hoy ocupados por otros, la incorporación de sabia nueva, joven y con ganas de trabajar que da alegría a cada jornada y le azuza a uno a seguir su ritmo imparable marcado por los pocos años y las ganas de hacer, un aumento inesperado de plantilla por la fusión de dos sucursales, un cambio de responsabilidades que me devuelve la confianza dañada en otro tiempo. Nuevas formas de entender y hacer una labor diaria, que saldo cada jornada con la satisfacción de que nada ha quedado pendiente.
Con la mirada recorrí  hoy cada puesto de trabajo mientras una sonrisa se dibujaba en mi cara al pensar. ¡Aquí sigo! dando de mi todo lo que puedo, sin escatimar en nada y sintiéndome bien, cada vez que algún asunto cae en mis manos y soy capaz de resolverlo dando una solución correcta. No he perdido habilidades frente al ordenador y con facilidad encuentro la respuesta adecuada a cada problema que se me plantea. Mi agenda (todo lo anoto) termina el día por lo general con un mínimo de 50 a 55 asuntos resueltos en el día y un montón de llamadas de compañeros para que les solucione temas que ellos no pueden o están fuera de su alcance. ¡Soy útil!, esa es mi sensación, la que me llevo todos los días para casa. Cuatro años ya…Día a día recorro el camino de mi jornada laboral. Día a día desde hace más de treinta años aprendo algo nuevo cada día y seguiré si mis fuerzas me lo permiten, terminado cada día pensando que mi trabajo sirvió para algo…aunque solo sea para lograr mi satisfacción personal.