lunes, 11 de febrero de 2013

Un día especial

Aquella vela que se encendió un 2 de Enero de 1981, esta a punto de consumirse, en su lugar, quedara una pequeña lamparilla como aquellas que se colocaban en un recipiente de aceite, frente a alguna imagen venerada.

Esa vela ha durado 32 años de vida laboral en la que por mi existencia han pasado innumerables compañeros, colaboradores, abogados,procuradores, peritos que ha llenado mi agenda personal y mi vida. (La agenda indica que tengo registradas 1.730 personas y no son ni la mitad de las que pueden haber pasado por mi vida en esos 32 años).

Momentos buenos y malos, exitos y fracasos alegrías y tristezas, viajes, reuniones, cursos de formación, convenciones y un trabajo constante en el que puedo decir sin lugar a dudas he sido afortunado, sobretodo en estos momentos tan difíciles en los que un trabajo estable y continuo es un privilegio del que he podido disfrutar durante todo ese tiempo...

Atrás quedan muchas horas dedicadas a resolver problemas ajenos, quizá dejando en segundo plano los personales y olvidando que necesitaba cuidarme más en el plano físico de lo que he hecho hasta el presente.

Durante todos esos años, solo tuve una baja de dos meses que corté voluntariamente pues la actividad diaria era capaz de hacerme olvidar malos augurios que por fortuna nunca se llegaron a cumplir. Hoy, a apenas unos días de mi jubilación parcial el recuerdo de todos cuantos por mi vida han pasado, llena de nostalgia y agradecimiento hacia aquellos que arrimaron su hombro para que yo pudiera hacer mi trabajo y compartieron logros que de otra manera quizás nunca hubiera conseguido.

Una nueva puerta se abre cuando otra esta a punto de cerrarse. Quizá ahora pueda dedicar horas al ejercicio que tanta falta me hace, a los míos, a sus preocupaciones y necesidades, a la lectura de aquellos libros que dormidos en los estantes esperan su momento.

No romperé mi actividad laboral totalmente, seguiré en contacto con mis compañeros de viaje compartiendo sus inquietudes aunque solo sea a “trompicones”. Alguno me echara de menos (hay quien se niega a que mi momento llegue y no quieren perderme de vista, lo que no deja de ser un halago), otros se alegraran maliciosamente (los menos) o con la misma alegría que yo siento en estos momentos (los mas). A todos ellos gracias por haberme dejado compartir vuestro trabajo, al menos aquella lamparilla de la que hablaba en un principio, seguirá encendida, quizá no de mucha luz, pero espero que siga luciendo aún durante mucho tiempo, mientras las fuerzas no me falten y alguien necesite ese pequeño destello.

Jubilación viene de Júbilo, de alegría, de regocijo y satisfacción. Hoy que cumplo 61 años, el regalo que me hace la vida es doble, poder seguir celebrando años y terminar (no del todo) una carrera que hace 32 años comenzó en una vieja oficina de la Calle Meléndez, tras una vetusta mesa de madera, una Olvetti y unos arcaicos archivos. Hoy inicio otra etapa de mi vida. Gracias a todos por haber compartido conmigo este dia especial.