Hacia mucho que no usaba muletas…ya no recordaba lo complicadas que se pueden poner las cosas mas sencillas cuando tienes que usarlas y para mas INRI, ahora…que no solo me falla la pierna mala sino que además la otra…”la buena” ya esta cansada de soportar peso y a veces se “declara en huelga”.
A veces las cosas mas simples se convierten en lo mas complicado del mundo, por ejemplo…Llegas al garaje y para abrir la puerta, la empujas con un bastón mientras apoyas el otro… y abre… pega un portazo, pero abre… ¿ pero y para cerrarla?,¿ Como tiras de una puerta de seis metros de ancho por tres de alto que pesa un h… mientras sujetas una muleta para que no se caiga y te apoyas en la otra para no caerte tu?...pues, dando pequeños saltos, tirando de la puerta para cerrarla te acuerdas del primer hombre que pisó la luna y deseas saltar como él sin apenas gravedad, al tiempo que te acuerdas de la familia del que fabricó la puerta y no se le ocurrió hacerla automática…¡ y lo de afeitarse por las mañanas!... ejemplo…apoyas las dos muletas en el lavabo… te sujetas con una sola pierna ( la de la huelga) y cuando acercas las hojas de afeitar a la cara… rezas para no perder el equilibrio, pues aquello puede acabar como los de “Calle 13” y los del CSI, preguntándose como demonios ocurrió aquella carnicería. ¡Claro que peor es en la oficina!, si tienes que ir a fotocopiadora con un par de folios… pues bueno… los agarras con la boca y como un perrito con el periódico vas hasta ella … ¿pero y si tienes que fotocopiar un expediente de 230 folios? … os juro que he sido incapaz de sujetarlos con la boca…
Otra es entrar en un ascensor de esos que tienen un puerta exterior y dos interiores “ manuales” ( vamos que hay que empujarlas), de entrada bien… abres la puerta exterior, igual que la del garaje… empujas con las muletas las dos interiores y entras…una vez dentro y sin apenas moverte dejas apoyada una muleta dentro del habitáculo y haces equilibrios para llegar al pomo de la puerta exterior, que ya te queda lejos pues la puerta abre hacia fuera…tratando de no caer tiras de ella y la cierras y una vez cerrada viene la segunda parte, cerrar las otras dos sin caerte… cuando lo has conseguido, normalmente llega “el de turno” y te abre de nuevo las puertas para entrar él antes de que tu hayas pulsado el botón, y… es entonces cuando maldices haberte adelantado por una vez en la vida a algo… luego si el ascensor es lentito..bien… pero si es de los que arranca fuerte y de golpe es posible que acabes en el suelo pues te habías olvidado que el equilibrio se pierde por un tirón desde abajo… y te ha pillado desprevenido sin estar “apuntalado” con las dichosas muletas, cuando el otro apretó el botón de marras... “ para evitarte la molestia”
Conclusión: ¡Dios… que difícil es andar a cuatro patas!