viernes, 26 de julio de 2013

Pensativo...

Cae la tarde, una pesada y bochornosa tarde de verano en la que el calor hace mella en la actividad de todo bicho viviente. Indolentemente dejo caer los brazos a lo largo del sillón y me acomodo tratando de tener la menor actividad física posible, intentando mitigar el calor, siento en la cabeza una pesadez que ralentiza mis pensamientos igual que mis reacciones físicas, no obstante trato de centrarme en la conversación que a mi alrededor se esta manteniendo en la que escucho palabras que no se por que, se …van fijando con especial interés en mi inconsciente…”los años”…”la salud”…”los hijos”…”la jubilación”…”los abuelos”…”los precios”…mi cabeza, comienza a formar una idea, una nueva situación, una conversación imaginaria independiente de la que se mantiene a mi lado, quizá fruto de mis preocupaciones actuales, en las que las palabras que quedaron fijadas marcaban la pauta de una realidad.
El pasar de los años, que cada vez parecen caer con mayor celeridad, la salud que no es todo lo buena que debiera ser y que no solamente me afecta a mi si no también a los que me rodean y comparten mi vida, los hijos, unos que van saliendo del nido, que hace años creamos para protegerles y otros que aún no consiguen encarrilar su futuro, la jubilación,que ya disfruto y en la que consigo cada dia mantener un buen ritmo de actividad aportando mi granito de arena a las necesidades de la familia, los abuelos (en este caso, la abuela, única superviviente de aquella generación que habiendo pasado una guerra, supo prepararnos un camino y hoy postrada por una enfermedad, necesita de nuestro apoyo y esfuerzo en agradecimiento por sus desvelos). Los precios, quizá lo de menos (Aunque si, pueden llegar a agobiar)… quizá lo mas material y como material muy superable.
No conseguí atender a mis compañeros de tertulia, os pido disculpas, la mía fue una tertulia conmigo mismo, muy intima, muy inquietante, muy real…¿podré seguir siendo útil a los míos ahora que me necesitan y estoy disponible?.Por la noche tardé en conciliar el sueño, cosa que hacia mucho no me ocurría, y pensé, ¡mis preocupaciones son mías!, de lo que verdaderamente me importa, mas que el trabajo, los objetivos y demás, que ya son pasado. Ahora es la hora de devolver lo recibido, de olvidar mis limitaciones, mis dolores, esa espada de "Damocles" que sostengo cada día con la medicación y dedicar mi tiempo y cariño a quien tanto nos ha dado en esta vida y que hoy nos necesita mas que nunca.