jueves, 31 de enero de 2013

La muela...


Cuando tenemos que hacer alguna cola, uno recuerda inconscientemente la sala de espera del dentista donde llegues a la hora que llegues nunca te atienden a la hora señalada, hay un “síndrome” denominado de la Sala de espera del dentista que podría explicar muchas cosas, el dentista sabe cuando  comienza su labor y con que paciente, y a partir de ahí todo acaba descontrolándose, puede que con el primero tarde menos de lo previsto, y que con el segundo se alargue la tarea, ocurriendo lo mismo con el tercero y el cuarto y a partir de ahí nadie sabe lo que va a tener que esperar hasta que se oiga la fatídica voz de la enfermera llamándole a uno como si de entrar en el infierno se tratara.

Todos hemos pasado alguna vez por el dentista, (en concreto yo, hace tan solo unas horas), todos hemos sentido un pánico inexplicable en la sala de espera y nos han entrado ganas de salir corriendo y si no lo hacemos es por que el dolor de la muela pudo más que el miedo a lo desconocido.

El respeto (miedo) a ese señor que “come con los dientes de los demás”,  y encima, cuando trabaja, “deja a todo el mundo con la boca abierta”, es ya algo consustancial a su profesión y por muchos videojuegos que te pongan en la sala de espera, televisores, revistas de todo tipo, uno no logra dominarse del todo, imagina mil “perrerías” que luego a la hora de la verdad no llegan a producirse, el ruido del torno nos produce el mismo efecto que una apisonadora pasándonos por la cabeza e imaginamos una tortura sin fin que no es real…La enfermera, que en otras ocasiones podría llamarte la atención , ni la ves, que nadie te pregunte como era, pues no la vas ni a recordar aunque fuera la mismísima Claudia Shiffer…Te duermen la boca y acabas no sintiendo nada, tanto que cuando sales lo haces con cara de tonto y hablas como si estuvieras comiendo sopas, tratas de parecer normal y no solo no lo consigues si no que por mucho que trates de disimularlo se te nota a la legua que tienes dormida media cara, la mandíbula no te responde y si tratas de comer algo, corres el riesgo de morder todo menos lo que debes, y es entonces cuando piensas…
¿Y después de aguantar una cola interminable, un pánico de muerte, una enfermera de la que ni te acuerdas como es, un no sentirte ni a ti mismo, es lógico pagar 200 euros?, ¿Ahora que no te duele la muela?, te duele el bolsillo ¿no?...