Hasta aquí he llegado… este ha sido el primer pensamiento al levantarme esta mañana, en la que a las 7,15 de la madrugada cumplía 60 años (fui madrugador para nacer y sigo siéndolo para levantarme a diario), una sensación de bienestar me ha invadido, sigo llevando la contraria a quienes hace tiempo me pronosticaban una madurez (no digo vejez pues aún queda mucho), complicada y achacosa, que no se esta produciendo (de momento y toco la madera de mi bastón). Confieso que el los últimos días sentí algo parecido a la histeria obsesiva pensando… ¿mira que si no llego al sábado?, quizá provocada por un malestar general debido a los fríos días que estamos pasando, ¡pero he llegado! .
60 años…cuando uno era joven, veía esta edad como algo muy, muy, muy lejano y entendía que quien llegaba a ella ya era una persona tremendamente mayor, (por asimilación con la imagen de mi abuelo al que por entonces yo veía así), aquél abuelo, que recuerdo con cariño jugando con sus nietos y al que todas las mañanas antes de ir al colegio íbamos a dar los buenos días antes de iniciar la jornada.
Hoy, que ya he alcanzado la edad que él tenía, no me parece por un lado que sean tantos los años, mientras que volviendo la mirada atrás, veo un largo camino recorrido en el que por fortuna y como decía en algún post anterior, no me he sentido en ningún momento maltratado por la vida.
Por delante quedan aún un montón de proyectos, ilusiones y ganas de vivir, viendo crecer a los míos, compartiendo horas de trabajo y diversión, viajes y veranos en los que recupero energías perdidas en los fríos días de invierno.
60, número redondo y la verdad, no me ha sentado tan mal como cuando cumplí los 50, estando de convención en Palma de Mallorca.
Sigo con la energía suficiente y las ganas de hacer, que estoy dispuesto a llegar a los 70 y a los 80 y si es posible superarlos, de momento ¡Hasta aquí he llegado!.