martes, 26 de junio de 2012

Aún sigue en la memoria....


No recuerdo con claridad el año, solo que los fríos días de invierno, nos mantenía a todos juntos en aquel rincón del patio durante las horas de recreo, caras largas y muy pocas ganas de jugar, dejaban patente que algo serio ocurría en nuestro grupo. Sin palabras cruzábamos nuestras miradas y todos los compañeros sabían cual era la causa de aquella extraña actitud de unos jóvenes que apenas teníamos dieciséis años recién cumplidos. La causa tenía un nombre SALBI, aquel amigo y compañero al que una grave enfermedad mantenía postrado en la cama de un hospital, agotando las últimas horas de su vida.
Su recuerdo permanente, hacia que el grupo se hubiera unido mas que nunca, ante algo que nos parecía incomprensible e injusto, la imagen rechoncha de nuestro amigo, era imborrable en nuestras mentes y su ausencia nos producía un dolor inexplicable al que añadíamos una rabia contenida por no poder hacer nada, cuando alguien nos dijo que no podíamos donar la sangre, que tanta falta le hacia, al ser menores de edad. Días tristes que mi memoria había guardado ocultas hasta hoy que he pasado por la puerta de la que fuera su casa. De reojo he mirado aquel balcón ahora vacío y el recuerdo de aquella pandilla a la que ya mencionaba en mi post anterior, ha vuelto de nuevo a mí. Amigos desde los cinco años, habíamos formado un grupo unido al que el resto de los compañeros de colegio reconocían y respetaban. Salbi, era el “empollon” del grupo, que aún siéndolo nunca se gano la antipatía de nadie, pues su carácter afable y bonachón siempre estaba por delante de cualquier otra cosa. Aquella tarde, nos habían llegado malas noticias, apenas le quedaban unas horas de vida y según nos transmitía su hermana, había preguntado por cada uno de nosotros, Decidimos que no podíamos quedarnos quietos y planificamos un horario de visitas por turnos, para no molestar demasiado y poder ir a verle. Como siempre tocó en ese Hospital al que tanto reparo tengo, pues en el fallecieron mis padres y en el que los malos recuerdos parecen agolparse a la puerta. Ventanas que uno mira de reojo cada día, pues por necesidad tengo que pasar a sus puertas camino de casa.
Fue una tarde triste a la que siguió un día aciago en el que todos perdimos un compañero, un amigo, algo de nuestras vidas, que se fue una fría noche de invierno.

“No sabes lo fuerte que eres hasta que la vida te pone a prueba. Ahora, que los tiempos son difíciles, valora lo que tienes. Sonríe y disfruta de la vida que es maravillosa”. Este es el mensaje que quiere transmitir la Fundación Josep Carreras, en la Semana Europea contra la Leucemia

Aquella fue la enfermedad que arrancó a SALBI de nuestras vidas