viernes, 28 de septiembre de 2012

El cambio inexorable...


Realmente, uno en esta vida nunca puede estar seguro de nada, todo cambia alrededor sin que muchas veces podamos siquiera prever el cambio, ni las causas, ni el origen del mismo.
Cambian las actitudes de las personas que te rodean, cambia el ambiente en el que nos movemos, cambian las circunstancias y cambia hasta nuestra actitud de enfrentarnos con los cambios que se producen.
Unas veces, obviamos estos cambios por pasar casi desapercibidos al ser menores, otras, nos enfrentamos a ellos y otras los asumimos como asumimos que por ejemplo el cambio de capacidad física es algo natural que se produce con el tiempo y es inevitable.
¿No os ha ocurrido que habéis tratado de levantar algún peso, que antes lo hacíais con facilidad y ahora no podéis?, que cualquier movimiento brusco, os lleva a una punzada en el costado cuando antes erais ágiles y flexibles.
Cambian las expectativas de futuro, unas veces brillantes y prometedoras por otras oscuras e inciertas, cambia la promesa de soluciones por impedimentos inexplicables, cambia el pronostico de del tiempo y hasta nuestras ganas de hacer o no hacer algo.
Uno aprende, con el entrenamiento de los años, que no hay nada inmutable y para siempre, que nada es permanente (salvo esa mancha de tinta en la camisa que no hay quien la quite) y que lo que hoy es bueno, mañana puede ser malo y viceversa.
Inmersos en cambios permanentes, observamos como nuestro entorno varia a diario, Una calle que cambia de dirección, una mañana soleada que se torna gris, un nuevo despropósito de algún político que termina por cambiar reglamentos, disposiciones y leyes que hasta ahora nos regían y ya no valen ( lo mas habitual en los tiempos que corren) .
Estaréis conmigo en que tanto cambio produce en ocasiones desasosiego, incertidumbre, preocupación, asumíamos los cambios como algo consustancial a la vida misma, pero desde que se ha instaurado aquello que llamamos “crisis”, los cambios son generadores de “miedo”, miedo al futuro que nos espera y espera a nuestros hijos.
Pero siempre, siempre… nos quedará la esperanza de que todo vuelva a cambiar…