viernes, 5 de octubre de 2012

A vueltas con el otoño...



En alguna ocasión ya dije que los meses de otoño son para mi, meses tristes de aniversarios que uno no debería recordar, de fechas en las que desaparecieron seres queridos y fechas en las que la tristeza hace presa sin que uno pueda evitarlo. La falta de luz, el sol que ya no acompaña, los días mas cortos y el frió, no ayudan a levantar el animo y a veces me descubro momentos de tristeza en los que todo parece oscuro, negativo, las pequeñas alegrías parecen diluirse pronto y parece que uno entra en el túnel del invierno.
Observar la lluvia sentado frente la ventana y el corretear de los viandantes para no mojarse, respirar ese aire húmedo y frió dejando volar los pensamientos a tiempos pasados, tampoco ayuda mucho y es que la vida es una mezcla de todo, tristezas y alegrías, luz y sombras, pasado y futuro, certeza e incertidumbre.
Octubre comienza una vez más, los tonos amarillentos del otoño, mezclados con verdes apagados de los árboles, cigüeñas, reuniéndose en lo alto para viajar a terrenos mas calidos, calles ensombrecidas y gentes abrigadas que han perdido los colores alegres de verano, otro otoño mas recordándome que yo también comienzo a entrar en la edad otoñal, en la que los problemas y preocupaciones deberían de ser ya menores o al menos asumidas con una nueva filosofía, según he oído contar a mis mayores y que aún no experimento, o al menos eso creo yo.
La tranquilidad que según dicen se siente al estar ya de vuelta de muchas cosas, al tener ya una experiencia y conocimiento de esta vida, al haber pasado ya por muchas vicisitudes, al haber conseguido una estabilidad tanto física, emocional, social y económica, aún no ha llegado a mi, ¿será que no he llegado aún a ese otoño?, 60 años tampoco son tantos como para estar de vuelta de todo y sigo notando que hay muchas cosas que me afectan, quizá mas de las esperadas, quizá mas de las que deba asumir o quizá mas de las que cabía esperar, pero aquí sigo, sintiendo el otoño triste como todos los otoños últimos de mi vida que espero no sean presagio del otoño de la edad que me espera.