lunes, 26 de febrero de 2018

NUEVOS CICLOS TEMPORALES

Hace ya algún tiempo, dediqué un artículo a lo que di en llamar “ciclos temporales”, en el que hacia un repaso de los cambios que en mi vida se han producido, con la regularidad de cada cinco o seis años, en los que algo nuevo, cambiaba mis hábitos, mis costumbres y la manera de encarar en día a día.
Hace tan solo unos días, cumplí 66 años y mentalmente hice un repaso de los últimos años, llegando a la actualidad en la que un nuevo cambio se ha producido en mi vida.
La boda de mi hijo y su traslado a ese maravilloso país vasco, el vacío que deja en el hogar, (vacío físico, pues aún sigue y seguirá durante toda mi existencia, dentro de mi corazón y mis pensamientos) nuevos achaques que uno supera con la determinación de seguir en esta vida viendo como luchan por conseguir sus propias familias y el recuerdo permanente, imborrable de las muchas horas que dedique al trabajo, que ahora me parece tan lejano.
Ya han pasado seis años, desde que un día me despedí de los compañeros al iniciar mi jubilación parcial, seis años que han pasado como un suspiro y en los que aquellas fuerzas que me mantenían en pie, en mi día a día, han ido mermando tanto que ahora apenas me permiten cortos paseos, a los que no renuncio pese a las inclemencias de un invierno crudo en el que los fríos de la mañana me hacen sentir vivo.
Un nuevo ciclo temporal, en el que cambio costumbres, sin ser capaz de dejar alguna, como el tabaco, que en nada me ayuda, pero me gana la batalla diaria.
No renuncio a seguir escribiendo, aunque por momentos la pereza me distancie del teclado de mi ordenador, pero aquí sigo, aporreando las teclas y revisando las redes sociales en las que siempre encuentro “el guiño” amable de compañeros del pasado y amigos que no me han olvidado y aprendo… si aprendo cada día lo difícil que es ir cumpliendo años, haciéndome mayor y sentir que, aunque las fuerzas fallen, aún queda mucho por vivir…