lunes, 16 de enero de 2012

El castillo de naipes...

Hacer un castillo de naipes, nunca fue tarea fácil, colocas carta a carta con sumo cuidado una tras otra y sobre otra, elevando cada vez mas el listón y temiendo que una inoportuna racha de aire arruine lo conseguido y tengas que volver a empezar… así es la vida, como un castillo de naipes, impredecible en su comportamiento y conseguido con un esfuerzo diario y continuo, rogando que nada de te lo eche abajo.
El desvelo por la familia y la mano tendida a un amigo en apuros, dar solución a un problema del trabajo a un compañero y conseguir un día mas sin que el dolor te lo arruine. Carta a carta sigue subiendo el castillo, escuchar y comprender las quejas de un compañero y aguantar estoicamente un chaparrón en la oficina… otro piso más…enseñar a los hijos, que nada es fácil en esta vida y que el esfuerzo diario suele tener su recompensa, que un tropezón no termina con el camino y que el camino se hace andando, que dicen… “el tiempo todo lo cura” y a veces el tiempo es el peor de los remedios y la enfermedad misma…
Carta a carta, paso a paso subes el castillo sin saber cual es tu límite, sorprendiéndote de lo alto que se puede llegar con paciencia y tesón.
El enemigo son el desanimo, la falta de fe, las corrientes de aire levantadas por el vecino, el pensar que uno no puede y no lo intenta al menos…el temblor de la mano al colocar la carta…la duda, la falta de confianza…
Construye tu castillo, con mano firme, seguro de lo que puedes conseguir, sin desanimo, día a día sin flaquear en el empeño y verás con el tiempo lo que puedes lograr.
Si tu castillo cae un día, comienza al siguiente, solo el que no lo intenta no sabe hasta donde puede llegar