sábado, 7 de enero de 2012

Ser tortuga...

Dicen que la vida es una carrera de fondo, una maratón en la que los mas fuertes y resistentes ganan, mientras van dejando a otros en el camino, Quizá sea cierto el símil, pero no siempre los mas fuertes llegan a la meta, no siempre los mas débiles son los últimos y todo depende del empeño, constancia y el tesón que se ponga en ello. ¿Recordáis el cuento de la liebre y la tortuga?.
No importa lo lejana que este la meta, ni las piedras del camino, no importan las zancadillas del competidor ni las malas jugadas del tiempo, dosificar las fuerzas y tener claro el objetivo, ilusionarse con llegar al final y no dejar en ningún momento que nada ni nadie llene de desanimo tu carrera, sirven tanto o mas que las fuerzas y vigor de otros, que incluso, su mejor preparación y entrenamiento.
Hace algún tiempo, quisieron retirarme de la carrera, mi empeño ha servido para demostrarme (no tengo por que demostrarlo a otros) que no tenían razón y lograr la satisfacción personal de saber que puedo y podré seguir aún caminando a paso de tortuga, hacia esa meta que algún día llegará.
Pronto cumpliré 60 años, las previsiones de mis cuidadores y vigilantes médicos, no se ha cumplido, sigo en pie y paso a paso, día a día continuo mi andadura y termino cada jornada dando gracias y sorprendiéndome del camino recorrido, del trabajo realizado y las cada vez mas cortas caminatas pero intensas en las que cada paso dado, aún con esfuerzo, son motivo de satisfacción, para esta lenta, que no perezosa tortuga, frente a las liebres que corren alrededor.
Ayer pedía a los Reyes  Magos, “tiempo”, ese tiempo que necesito para culminar mis sueños nunca expresados y que guardo para mi como motor de mi existencia.
Hoy ha sido un día de esos en los que mis fuerzas debían haber tomado vacaciones y fueron sustituidas por dolores que ponían difícil seguir adelante, pero la noche ha llegado, el día termina y de nuevo puedo decir, ¡cumplí con la jornada!.