martes, 21 de agosto de 2012

Acelerados...


Dicen que vivimos en un mundo acelerado, donde todo corre prisa y las prisas son el pan nuestro de cada día. Hay ocasiones en las que el reloj deja de ser un mero instrumento de medición del tiempo para convertirse en la cadena que el esclavo arrastra durante todo el día, marcando no ya las horas si no solo minutos que nos agobian en su implacable paso.
Nada tiene reposo, todo apremia y se precipita como en una catarata interminable que nos golpea incesantemente sin darnos tiempo al reposo y la meditación.
Ya pasaron aquellos días en los que todo parecía ralentizado y existían momentos en los que uno sentía el pasar del tiempo con la lentitud suficiente para tomar decisiones serenas, maduradas en el reposo del flemático transcurrir diario.
Hace algunos años cayo en mis manos un libro dedicado a la era digital que se nos avecinaba y que hoy es una realidad cotidiana. La era digital acelera de día en día nuestras vida y nuestra existencia, lo que ayer era bueno hoy no vale, lo que ayer era proyecto hoy esta ya ejecutado y en esta vorágine somos actores y espectadores a la vez sin darnos apenas tiempo a que una idea se asiente en nuestras mentes, para que esta este seguidamente realizada o quede ya obsoleta ante otra nueva.
La progresión en esta aceleración es cada vez mayor. En mis manos ha caído un artilugio que hace apenas un par de años habría sido una utopía. Hoy puedo leer mis correos en cualquier lugar, ver a mi interlocutor en una conversación por video conferencia, remitirle unas fotos o un documento  en el acto, consultar códigos postales, fechas de matriculación de cualquier vehículo, direcciones y teléfonos de cualquier persona, datos de la misma a los que antes no se tenia acceso y que hoy cuelgan de Internet a disposición de cualquiera, puedo publicar mis escritos sentado en la terraza de un café y recibir comentarios a los mismos en cualquier lugar en que me encuentre. Localizo la farmacia mas cercana, la pastelería que mejores merengues hace, el lugar en que un amigo se encuentra en este mismo instante y quizá (aún no lo he intentado) hasta pueda saber a que distancia exacta se encuentra de mi, mientras intercambiamos mensajes personales que incluyen imágenes y sonidos. Y todo, desde la palma de mi mano con un pequeño teléfono cuya función de transmitir simplemente la voz es la menor de sus aplicaciones.
Cada día descubro algo nuevo que acelera mas mi existencia, hoy ya no tengo que ir al medico para saber cual es mi tensión arterial, esta maquina del infierno, es capaz de decírmelo y el numero de pulsaciones por minuto que tengo, me recuerda inexorablemente , la toma de cada uno de los medicamentos que me mantienen con vida.
He mirado a mi alrededor durante un instante, (haced vosotros lo mismo) y he visto agarrados a sus móviles a todos cuantos pasaban a mi lado, acelerados, esclavizados por la era digital que cada día nos apremia mas y mas…¿donde quedó el tiempo pausado?