lunes, 26 de marzo de 2012

Solo era un pobre burro...

Dicen que los burros no protestan aún cargándoles de más mercancía que la que pueden transportar. Conozco alguno de dos patas que sigue esa costumbre de sus congéneres a los que pocos valoran y  sin embargo todos utilizan sin medir la carga de trabajo que sacan adelante ni piensen que el pobre animal pueda llegar un momento en que su carga termine con sus fuerzas, sin haber protestado en ninguna ocasión.
Abundando mas en el asunto, encima “ser burro”, no prestigia nada, burro es un pobre animal, (nunca tendrá la prestancia del caballo, ni la gracia de la cebra, ni la agilidad del camello, ni el aguante de la llama) siempre con la mirada triste, (aunque su espíritu sea alegre) en silencio soporta situaciones en las que cualquier otro animal habría enseñado los dientes, ¡pero no!, nunca se revela, nunca retrocede en su camino y siempre termina su jornada donde otros mas veloces y ligeros, con mas fuerzas y aguante, concluyen dando por finalizada su caminata antes de llegar a la meta marcada. Simplemente asume que es un burro y se adjudica labores que otros no son capaces de asumir. Noble en el trato, supongo, juzga descortés negarse a seguir cargando pesos que no le corresponden, quizá, nunca aprendió la palabra ¡No! Y si la llegó a conocer le perece incorrecto utilizarla. Burro será hasta la muerte y una vez fallecido nadie recordará cuantos quintales cargó a sus espaldas o cuantos caminos recorrió que otros animales se negaron a recorrer, ¡Solo era un burro!, burro de carga que no supo decir ¡No!