martes, 18 de marzo de 2014

Aquel borrador...

Quizá debería comenzar este relato como en los viejos cuentos…Hace mucho, mucho tiempo…pues la historia comienza el año 1969, una joven y bella estudiante, fijó su mirada en otro joven que a diario pasaba bajo las ventanas de su colegio, como quiera que este, no le prestaba la menor atención, un día optó por tirarle trozos de tiza, tratando de conseguir al menos, una de sus miradas.
Como el tiempo pasaba y el despistado estudiante seguía sin percatarse de los esfuerzos que la joven hacia, por que en ella se fijara, un día aumentó el calibre de sus proyectiles (que no flechas de cupido) y le arrojó un borrador de la pizarra…Aquello surtió efecto y las miradas comenzaron a cruzarse, primero con sorpresa, luego con curiosidad y divertidas, terminaron surtiendo el efecto buscado.
Aquel proyectil, acabó uniéndolos y como en los cuentos, terminaron casándose. Tuvieron dos hijos y viviendo felices durante muchos, muchos años.(sin comer perdices pues a ninguno de los dos les gustaba la caza).
Por eso, si algún día os arrojan un borrador, no lo toméis como una agresión, puede ser el principio de una bella y duradera historia de amor, como a mi me ocurrió.

NOTA DEL AUTOR: Desde la publicación de este post, me indican que en urgencias no dan a basto en atender una rara epidemia de chichones, por extraños golpes de borrador…