Nunca digas nunca jamás, rezaba el titulo de aquella novela de James Bond, nunca niegues aquello que un día será demostrado como verdadero, o lo que en saber popular “nunca digas este cura no es mi padre” o “de este agua no he de beber”. Pues bien, estamos de campaña electoral, día a dia se nos ametralla con mítines, alocuciones, grandes discursos, en los que uno descubre siempre que o se tiene muy mala memoria por los políticos o mienten todos como bellacos. Aún no he escuchado a uno que no haya mentido en algo, que oculte lo que anteriormente dijo, o se desdiga de lo que en otro tiempo pregonó como verdad absoluta. Todo ello me produce un desasosiego y un desanimo que me hace plantearme una abstención que por inútil e irresponsable no voy a consumar, pero que me hace entender en parte, a todo aquel que se abstenga de acudir a las urnas en dejación de un derecho y un deber que todos debemos cumplir.
Los telediarios, se han convertido para mi en una nueva diversión, encontrar en cada uno de los oradores políticos, sean del partido y color que sean, sus incongruencias, mentiras y olvidos. El juego es tan simple que siempre acierto a la primera y termino por coger el periodico que tengo a mano y terminar el autodefinido o encontrar los siete errores, que tienen más dificultad que lo anterior.
En fin, habrá que ir a votar, lo que aún no tengo claro, es a quien ni si merecerá la pena, pero el deber es el deber y para eso estamos en una democracia por la que se luchó durante años y muy pocos pueden disfrutar (o padecer ¡no se bien!), mientras seguiré usando los telediarios haciendo de detector de mentiras, o de “maquina de la verdad” que tan usada es en otros programas de televisión y produce la misma hilaridad que esta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario