Jugaban las sombras a esconderse de la luz, que a través de las ramas de los árboles se filtraba levemente, cayendo sobre la alfombra verde del prado.
A lo lejos unas vacas pardas rumiaban su alimento con parsimonia, sin prisa, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Sobre la loma un halcón revoloteaba y en su vuelo pausado dejaba también ver que no tenia ninguna prisa por caer sobre su presa, que rompiendo la placidez general del valle era el único animal asustado y nervioso que corría por salvar su vida intuyendo el peligro que se le avecinaba.
Halcón y presa jugaron su juego mortal ante la distante mirada del resto de los habitantes del valle, ninguno ayudó a la presa, ninguno recriminó al halcón, solo fue el juego de la vida y la muerte, del mas débil y el mas fuerte, la ley de la supervivencia y así el halcón, hoy ganador mañana puede ser presa de otro depredador.
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