Que la vida hay que vivirla, no es ningún secreto para nadie, (mas aún, yo diría que es una perogrullada lo que acabo de escribir y lo podría entender hasta un niño de cinco años-¡Que traigan un niño de cinco años!), de cómo se viva y disfrute o padezca la misma depende solo de uno. Aquí no hay consejos que valgan ni buenas intenciones, solamente la decisión intima de vivir y disfrutar de las pequeñas cosas, de arrinconar temores y rencores, de crear momentos dulces y echar a la cuneta los dolorosos, dejando en el camino lo malo y desagradable, encarando el futuro con esperanza y la alegría de que uno vive y trata de seguir adelante, aunque sea con dificultades, pero siempre adelante.
Ya no es cuestión de que uno se sienta bien, hay que hacer que los que te rodean, compartan contigo esa alegría de vivir, de poder levantarse cada día y dar gracias por ver el sol, por sentir el frío de la mañana y quizá por padecer ese dolor incordia, que en el fondo no hace otra cosa que recordarte lo frágil que eres, pero también que estas vivo.
Los últimos días han sido tristes, no obstante, uno ha encarado esa tristeza con dos armas muy poderosas, LA ESPERANZA y el HUMOR, un humor que ha podido parecer a alguien, fuera de tono, cuando tratando de romper la seriedad de determinadas situaciones he comentado:
Menos mal que el refrán dice- "parece que nos ha mirado un tuerto"- pues si dijera-!parece que nos ha mirado un cojo"- a mi me habrían tirado ya por la ventana. La mayoría de las ocasiones he logrado arrancar una sonrisa, y de eso se trata, de hacer reír, de descargar tensiones, pues estas vienen solas y nunca son buenas compañeras de camino.
Hay armas mas poderosas que las de fuego, incapaces de lesionar a nadie, pero capaces de desarmar al enemigo mas fiero, al que viene con ganas de guerra y al que es incapaz de asumir que sus semejantes pueden ser superiores en algo a él mismo.
Una de esas armas, es la sonrisa, que unida al humor inteligente y no grosero son capaces de desmontar argumentos airados que expresados a voces y con malos modales pretenden justificar en ocasiones lo injustificable.
No hace mucho hablaba en este blog del cabreo nacional, ese cabreo que ya se ha asentado en casi todos los españolitos de a pie, aumentado por la situación de crisis actual y la presión generalizada de las deudas, hipotecas, paro, jubilaciones anticipadas, etc.
Solamente cuando alguien, es capaz de hacernos reír, olvidamos los agobios diarios, las prisas, el mal humor y llegamos a prestar mas atención a lo que nos cuenta, teniendo una mejor predisposición a los posibles argumentos que pueda esgrimir entre broma y broma.
Todo esto, que puede parecer una tontería, en el fondo lo es, por lo obvio, pero me ha servido en más de una ocasión para amansar interlocutores airados, impacientes, intransigentes, nerviosos que a diario se nos presentan en el trabajo.
Tengo la satisfacción personal, de haber superado en más de una ocasión la prueba y cada día, mientras me afeito, y tras preguntarme ¿cuando me hice yo esta foto de carné tan grande?, ya voy preparándome para la lucha cotidiana mentalizándome ante el espejo de que el humor, el buen humor se entiende, me va a ayudar durante todo el día. Haced la prueba, recordar un chiste gracioso al levantaros y veréis como la mañana se da mejor.
Ahi os dejo uno...
"El otro dia ligue con una extranjera, que me dijo que me enseñaria el Bulgaro... y resultó que era un idioma"...
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