Nunca escarmentaré ni aprenderé. Hace ya muchos años, cuando uno comenzaba a trabajar hubo quien me dijo, "no digas que sabes hacer una cosa pues te van a cargar el trabajo a ti".
Hoy que ya han pasado casi treinta años, sigo lanzándome a la piscina, cogiendo los temas como vienen y tratando de hacer mi trabajo lo mejor que se y lo mejor que me dejan no importándome cargarme a veces de ocupaciones que no son de mi competencia y de las que se me pide me encargue y lo hago por dos razones, una, por que se me pide por un compañero y otra por que no se negarme a hacer un trabajo que puede resultar interesante y beneficioso para la entidad para la que trabajo.
Si hubiera querido ser funcionario, habría hecho oposiciones, habría aplicado la famosa frase de Larra, ¡Vuelva usted mañana! Y cada día la misma cantinela hasta aburrir al personal, pero no, no se decir que no ante cualquier reto, los años aún no me han postrado en el sopor de la posible prejubilación y sigo asumiendo todo lo que se me echa encima y corriendo por despacharlo cuanto antes y lo mejor posible.
¿Que para que me sirve a mi esto?, (además de cargarme de trabajo) pues para terminar el día, fichar y marcharme a casa sabiendo que no hay nada pendiente, que el trabajo por duro que haya sido ha salido y para sentirme bien, capaz de hacerlo y seguir haciéndolo independientemente de que alguien lo reconozca o no, lo valore o no, lo agradezca o no.
Mi estimulo, saber que soy capaz de hacerlo y de vez en cuando, esa simple palabra que se usa muy poco y sin embargo abre muchas puertas, "gracias", esas gracias que no sueles recibir en la gran mayoría de las ocasiones pero que a veces intuyes en una mirada o un gesto sin palabras. Hoy por ti, aunque mañana no lo sea por mí, pero una vez terminado, respiro hondo y pienso, alguien ha tenido solución a su problema y me siento satisfecho. Esta visto, nunca aprenderé, o ¿no será que los demás deberían aprender de mí? ( vaya maestro Ciruela, que no sabia leer y puso escuela)
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