Esperar….hacer ejercicio de paciencia…tener el estoicismo en situaciones conflictivas…usar la templanza y serenidad, parecen objetivos que nadie tiene o que se hacen difíciles de cumplir en nuestra existencia. A diario se nos pone a prueba un montón de veces y casi en ninguna reaccionamos como deberíamos. Estar con, “la escopeta cargada”, a todas horas parece ser la tónica habitual a tenor de lo que se observa en la convivencia diaria y los ejemplos (malos) que aparecen en los noticiarios. Un señor que alza el dedo índice (haciendo lo que llaman la peineta), una contestación a gritos ante una interpelación simple, una agresión verbal antes que un razonamiento, demuestran que ya nadie tiene la paciencia debida y todo es urgente, inaguantable, ofensivo, según lo interpretan los interlocutores y siempre hay que andar con “pies de plomo” ante cualquier afirmación que uno hace ya que corres el riesgo de obtener en el mejor de los casos una mala respuesta o un gesto despectivo.
Se ha hecho difícil, la tertulia tranquila, reposada, amable en la que uno terminaba por aprender de los conocimientos de los demás. El grito desaforado interrumpiendo una alocución, acaba por convertir en un “gallinero” cualquier reunión de contertulios donde quien mas voces da cree tener la razón de su parte y expresándola de esta manera olvida que por sus formas acaba de perderla.
Pocos buenos interlocutores encuentra uno hoy día, disfrutar de una conversación distendida, escuchando sin interrumpir a nuestro amigo, aprendiendo de sus experiencias, compartiendo las nuestras reposadamente, es un lujo que hay que vivir y sentir.
Hace un mes, tuve la oportunidad de compartir una de estas relajadas situaciones con un antiguo compañero y amigo, fueron muy pocas horas, pero suficientes para que aquel día se convirtiera en un día estupendo que volveremos a repetir cuando las circunstancias nos lo permitan.
Mientras dejaremos y seguiremos padeciendo a todos esos otros energúmenos incapaces de saber lo que es la palabra “dialogar” y compartir y es que, mucho me temo que solo es cuestión de educación y la educación, como ya apuntaba en alguno de mis escritos anteriores, se ha convertido en algo desconocido, fuera de uso, obsoleto e incluso para los mas recalcitrantes “ridículo e innecesario”…¡Que le vamos a hacer!, aún quedaremos algunos pensando que sin educación y respeto el ser humano pierde parte de su esencia para volver a su estadio “primate” en el que los gritos sin sentido son su manera de expresarse…
Tienes razón, cuanta falta de educación hay en el día a día. Qué pena, que pudiendo vivir tranquilo, busquemos tantos problemas.
ResponderEliminarNo sólo logras expresar un sentimiento, además tienes toda la razón, hay mucho inculto y mal educado suelto, tantos que convierten en habitual la excepción del energúmeno
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