lunes, 1 de julio de 2013
La perfección de lo imperfecto...
Circuitos y relés, servos e hidráulicos, chips de memoria e infinidad de conexiones que transmiten ordenes procesadas por el ordenador central cuya capacidad parece no tener limite, maquina cuasiperfecta a la que solo faltan esos fallos que llamamos humanos y hacen del hombre lo que es. Aquel robot ASIMO, es incapaz de soñar, de amar, de odiar, no distingue entre el bien y el mal, no siente ni padece sus propias limitaciones, como hacemos los seres humanos y sin embargo, no enferma, no envejece, es practicamente eterno, resistente a golpes y caidas, para el no existe la palabra enfermedad ni la incertidumbre que esta produce, no siente el temor ante la limitación diaria ni se lamenta de su mayor limitación, la de no ser un ser humano, otra maquina imperfecta a la que el dolor puede sumir en la desesperación y el conocimiento de sus de sus males solo hace que se sienta también maquina imperfecta en la que la memoria, el sentimiento, el amor y el odio son ráfagas de su cerebro que le hacen un ser vivo excepcional, capaz de superar sus limites físicos, capaz de sentirse bien en medio de una tormenta de males que nunca parecen tener fin, ya que el final de los mismos es el final de la propia maquina imperfecta. No quiero ser robot eterno sin dolores ni achaques, no quiero ser maquina cuasiperfecta resistente a golpes y caídas, sin virus ni bacterias, sin tener que tomar esa medicación diaria que me mantiene. Prefiero ser la maquina imperfecta, esa que ama, siente, padece y se alegra, esa maquina que falla a cada poco pero que reconoce el cariño de sus congéneres y es capaz de amar, sentir y perdonar esa maquina a la que un día llegara su final y sabrá reconocerlo, quiero seguir siendo esa maquina llena de ideas capaz de expresar sus sentimientos a través de esta otra maquina sin corazón que se llama ordenador y termina siendo un almacén de memoria que nunca podrá superar a mi propia memoria, Asimo, no sabe que es compartir, no sabe que es ayudar, no sabe que es sentir, no sabe en fin, lo que es VIVIR. Quiero seguir siendo esta otra maquina imperfecta.
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Qué bien escribes, Fernando, da gusto leerte
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