jueves, 1 de marzo de 2018

PAN CON CHOCOLATE

PAN CON CHOCOLATE…
Pan con chocolate y en algunas ocasiones untado con mantequilla, esa era la merienda que mi madre nos tenía preparada a la salida del colegio. Entonces no existían las actividades extraescolares, la natación, el tenis, las clases de inglés. Solamente nos esperaba la calle, allí donde nos reuníamos un grupo de amigos para jugar a las chapas, con el trompo o con una simple cuerda para saltar o emular a los Vaqueros de las películas. No existía la informática ni los móviles, ni ordenadores, ni videojuegos, nuestros “Chats” eran cara…a acara y los juegos eran rudimentarios, pero plenamente satisfactorios, llenos de imaginación, donde una simple caja de cartón era nuestro refugio o convertida en nuestro barco pirata.Recuerdo que muchas veces, cuando hacia mal tiempo, terminábamos jugando en casa de algún amigo con aquel fuerte que le trajeron los Reyes Magos y aquellos indios de goma o al parchís o con aquella caja enorme de juegos reunidos Geiper, en los que siempre acabábamos jugando al  juego de la oca" (y tiro por que me toca) ...dejando de lado la ruleta que terminaba por ser un artículo inútil. Fueron años felices, años que el tiempo no ha logrado borrar de la memoria en los que todo era en blanco y negro, Televisión con series como Rintintín, Patrulla de Caminos o Ironside (Aquel abogado en silla de ruedas que no perdía ningún caso). Los Domingos, futbol y toros, telediarios en blanco y negro con una verborrea grandilocuente sobre lo bien que marchaban los “planes de desarrollo”,e inauguraciones de pantanos, en unan nación aislada del resto del mundo, por causa de un régimen político que todo lo censuraba y que terminaban con un Mariano Medina, intentando predecir el tiempo en una pizarra en blanco y negro, con la ayuda de aquel famoso barco meteorológico anclado en las Azores, donde siempre había una borrasca. (Nunca acertaba, el pobre) .Años en los que aprendimos lo que era el valor de la amistad y el valor de una peseta, que con sus 100 céntimos nos convertía en inmensamente ricos. Recuerdo que siempre acabábamos en el quiosco de la esquina dónde se cambiaban novelas o te vendían una barra de regaliz de palo por diez céntimos.
¿Qué a que vienen estos recuerdos?, pues a que hoy, he pasado por una tienda de dulces, donde en el escaparate había un montón de aquellos palos de regaliz, la tentación ha podido conmigo, y por uno de ellos he pagado “Un euro” (166, 366 pesetas de aquellas) ¡Por Dios!, cuanto ha subido el coste de las “Chuches” …Personalmente, ¡Sigo prefiriendo el pan con chocolate! y sí mucho me apuráis, hasta “sin pan” …

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