martes, 30 de octubre de 2012

Lluvia de Otoño


Llovía, las baldosas mojadas, formaban una estupenda pista de patinaje, para quien normalmente camina con dificultad. Los coches, pasaban levantando olas del agua que el asfalto acumulaba y las gentes corrían a cobijarse del aguacero que caía. La luz gris del día era animada por el colorido de los paguas y el reflejo en el suelo de las luces de los escaparates. Bajando por la Calle Zamora, la torre al fondo, señala que la Plaza Mayor ya estaba cerca y que nos serviría de cobijo para poder pasear bajo sus soportales, dando vueltas mientras la tormenta pasa. Hoy el paseo diario se ha tornado difícil, por las inclemencias del tiempo. Terrazas vacías en las que el agua juguetea sobre las mesas tamborileando su monótona cadencia. Canalones que inundan aceras mojando los pies de los viandantes y un frío que es normal en esta época del año. Siete campanadas en el reloj del Ayuntamiento y poca luz por el cambio de  horario. Codazos en los soportales que llenos de gente producen una sensación de agobio, del que únicamente se puede escapar saliendo al exterior y pillando una buena mojadura. ¿Es que todo el mundo en Salamanca cuando llueve viene a la Plaza?
Plaza Mayor que alguno ha bautizado como la sala de estar de todos los salmantinos, ¡No deja de tener razón! Punto de encuentro común de visitantes y foráneos, en el que bajo el arco del Ayuntamiento, a la sombra del reloj, todo el mundo queda para encontrarse.  ¿Donde quedamos?, ¡debajo del reloj!, y todo el mundo sabe donde y a que hora…niños salpicando en los charcos, palomas cobijadas bajo los aleros, gentes encogidas por el frío y la lluvia insistente que no cesa. No ha quedado más remedio que volver a casa empapado hasta los huesos. Hoy el paseo se ha tornado incomodo, las inclemencias del tiempo que a pesar de todo no han logrado detener mi caminata. Lluvia de Otoño que hoy cambio el paisaje de mi ciudad.

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