martes, 15 de diciembre de 2020

Navidad con pandemia

No sabría decir, ni expresar con claridad mis sentimientos ante todo lo que nos rodea, la pandemia nos está dejando huérfanos de abrazos y besos, de apretones de manos y charlas distendidas en las que no aparezca la palabra Covid.El miedo, la incertidumbre, las noticias en muchas ocasiones contradictorias, la falta de una coordinación común y fiable en quien debería tomar las riendas de esta batalla, con mil generales sin formación académica, dirigiendo un esforzado batallón de médicos, enfermeras y biologos, que día a día se dejan la piel, luchando como buenamente pueden, opiniones de gentes que nada tienen que ver con la sanidad ni con la ciencia, con youtubers e influencers analfabetos, periodistas teledirigidos por no sé quién ( y me da lo mismo).Sera una navidad distinta, triste, aunque llena de esperanza y que nos hará pensar lo que verdaderamente importa, el día a día, la salud, el bienestar de nuestros seres queridos, que no todo es trabajo, que no todo es acumular bienes y aparentar, que no todo es mirar por encima del hombro al que sube. Hoy me he levantado filosofante, añorante de tiempos pasados en los que no sabíamos lo bien que se vivía sin mascarilla, con la libertad de pasear por la noche sin restricciones horarias, de respirar el aire frio de mi ciudad y poder detenerte en la calle a charlar un rato con amigos. En fin, la vida sigue…Salud y fuerzas para seguir adelante y sobretodo, ser felices, “solo tenemos una vida” y hay que apurarla, disfrutarla y sentirla sin que nada nos impida. FELICES FIESTAS A TODOS

jueves, 18 de junio de 2020

Otro día ganado

Desde mi infancia, aprendí que los golpes que te da la vida, uno los asume como algo casi natural a la misma existencia. Que no hay por qué preguntarse ¿por qué a mi? , pues otros muchos pasan por lo mismo o por circunstancias tan complicadas como las de uno. Ni desesperar, culpando a la vida, pues bastante es poder vivirla, disfrutar el día a día, sentir la brisa de la mañana y poder decir sigo vivo…
Con cada golpe que te da el destino, uno termina por fortalecerse para seguir luchando, sin esperar otra recompensa que la de levantarse cada dia, respirar y pensar…otro día mas, otra oportunidad, para hacer, sentir, disfrutar y amar a aquellos que te rodean.
Nunca me sentí distinto, nunca eche la culpa a nada ni a nadie, ni me deje vencer, pero los años,parecen empeñarse en ponérmelo más difícil cada vez, sus golpes son más fuertes (o mis fuerzas cada vez más escasas) pero sigo y seguiré asumiendo que la vida, a pesar de todo, no se ha portado mal conmigo, que he disfrutado viajes,trabajo, amigos, familia y de unas fuerzas que no se de donde salian, pero imagino que de las ganas de vivir.
Hoy, no ha sido un buen dia, pero tampoco me quejo, mis inseparables compañeros , los dolores, ha intentado sin conseguirlo, amargarme el dia, pero mi arma preferida, el buen humor, ha conseguido vencerlos de nuevo y de nuevo puedo decir, que he ganado otra batalla.
Disculpar que hoy, mi munición de buen humor se me este terminado, mañana será otro día y de nuevo, sin perder la sonrisa os de un buenos días con una nota de humor

jueves, 16 de abril de 2020

Gracias por tu lucha...

Eran las seis de la mañana, sigilosamente tratando de no alterar lo que suponía era mi sueño reparador, se levantó como viene haciendo últimamente, y tras buscar a tientas su paquete de tabaco, fue a la cocina a preparar un café.

Acurrucado entre mis sabanas, escuche como se preparaba para salir a su combate diario, con dos preocupaciones en su cabeza, una el CORONAVIRUS y otra mi salud.

Apenas la veo sonreír, mis ocurrencias, como mucho, dulcifican por un instante su expresión y solo por la noche, cuando hacemos videoconferencia con mis hijos, su cara se ilumina viendo a su nieto en la lejanía.

Lucha sin descanso desde su posición de médico y responsable del Centro de Salud en el que lleva 37 años ejerciendo su profesión y pasión, que no ha abandonado pues al llegar la hora de su jubilación, pidió el reenganche para seguir en la brecha, sin saber todo lo que este 2020 ha traído.

Por las tardes, con el portátil en su regazo, repasa los cientos de correos que le mandan desde la Gerencia de Salud, los informes de cómo va la pandemia, instrucciones y ordenes tratando de contener a ese enemigo invisible que nos tiene a todos confinados.

Se traga las lágrimas, que yo no soy capaz de contener y oculto a su mirada, por no entristecerla aún más.

Sé que otra de las espinas que tiene clavada, es no poder ir a ver a su anciana madre de 93 años que no entiende de pandemias y piensa que su hija se ha desentendido de ella, según nos manifiesta la persona que la cuida a diario. Solamente un día ha podido acercarse hasta su casa, y en el descansillo, manteniendo la distancia, ha podido verla a la puerta de su casa tirándole besos con las manos.

Y luego habrá quien se queje por no poder salir de casa, quien con recelo se retire de ella pensando que puede ser fuente de contagio sin pensar que cada día se juega la vida por mantener la salud de desconocidos que nunca valoraran su sacrificio.

Ayer me decía que la Guardia Civil, que la reconoció en carretera, al verla se cuadro saludándola y abriéndola paso, que sintió el cariño de otros que comparten su riesgo y dedicación.

Hoy, me vais a permitir este desahogo y reconocimiento a todos los que combaten por nuestro bienestar, entre todos venceremos la pandemia, nunca la unión hizo tanta fuerza

lunes, 9 de septiembre de 2019

SIN MARCHA ATRAS...

SIN MARCHA ATRÁS…

Nacemos llorando y no sé si de alegría por la llegada a este mundo o por la tristeza de abandonar la seguridad que nos  brindaba el ser que nos dio la vida..

Pasamos nuestra infancia, entre juegos y risas, descubriendo y sorprendiéndonos con las maravillas del mundo que nos rodea.

Nuestra niñez, compartiendo juegos y estudios con amigos del colegio, a los que quizá, nunca más volvimos a ver.

Llenamos nuestra juventud de amores, proyectos, ilusiones, esforzándonos por superar aquellas largas horas de estudio, que fueron la base de años venideros en los que supimos lo que era el trabajo diario, compartiendo objetivos con compañeros, que una vez lo fueron y otras te traicionaron enseñándote que no todo es verdad y que tu falta de maldad no era algo extensible al resto, que la sinceridad de muy pocos te sirvió para superar malos momentos.

La madurez llegó, casi sin darte cuenta, formamos una familia que cambio nuestras prioridades llenando de momentos felices nuestra existencia, viendo crecer a nuestros hijos, luchando día a día, por que fueran aún mejores que nosotros y nada faltara en casa.

No nos dimos cuenta, que los años pasaban hasta que un día, te cruzas con un antiguo compañero de estudios y ves en su cara el paso de los años. Es entonces cuando comienzas a tomar contacto de una realidad, ¡Los años no perdonan!,¡Te haces mayor! Y comienzas a sentir que tus fuerzas, también te abandonan. Llega el momento, en que ya eres prescindible (y asumes que siempre lo fuiste) en el trabajo, pero te queda el consuelo de que aun eres muy necesario en casa.

Te jubilan y no sabes si alegrarte o dejar que la tristeza de sentir que los años pasan, te invada. Tomas las riendas de tu vida una vez mas y la reorganizas de nuevo tratando de disfrutar de una libertad sin fin, en la que los largos paseos te sirven para meditar sobre tiempos pasados, cayendo en la cuenta de que esta vida “no tiene marcha atrás”, ahora toca, cuidar de tus mayores y ves en ellos, como en un espejo, el futuro que te espera. Es ahora, cuando en lugar de frenar, aceleras (o al menos lo intentas), tu ritmo de vida tratando de apurar cada instante con un viaje, una comida, la contemplación de un paisaje, aquella charla pendiente con un amigo o simplemente apurando es “cigarrillo prohibido” y es, que la vida sigue, sin marcha atrás, pero dándote la oportunidad de ilusionarte con ese nieto que esperas o ese largo viaje con tu esposa, reviviendo una lejana juventud, que ya no volverá

miércoles, 31 de octubre de 2018

Una reflexión

Permitirme una reflexión: Ahora, a mis 66 años y tras 34 de vida laboral, pasé por 4 compañías en las que los cambios, fusiones, reorganizaciones y variaciones de métodos, fueron constantes. Necesarios, si me apuráis, aunque dolorosos muchas veces.
La vida es un continuo movimiento imparable, que en la mayoría de los casos no depende de nosotros. Asumir esto, es tanto como asumir que uno no es eterno, inmortal, inmune a la enfermedad. Aprender a adaptarse al cambio, no es fácil, es necesario si se quiere sobrevivir y la lucha diaria con el entorno y nuestras propias limitaciones, más las impuestas por ese movimiento continuo de una sociedad viva, no debe decaer en ningún momento.
Luchar, por lo que nos parece justo, denunciar la injusticia, exigir un derecho, no debería ser censurado por nadie, Tener derecho a una información veraz y contrastada, es tanto como pedirle al médico que no nos mienta en los resultados de la última revisión, o al político de turno que no nos oculte la situación real por la que atraviesa un país.
Tres fusiones he pasado en
mi vida, cambios estructurales y de métodos de trabajo, cambios en objetivos y lugares. Ahora, que los años varían la perspectiva de las cosas, entiendo que muchos de estos cambios fueron necesarios, que lo que en su día me pareció injusto, hoy veo como algo que termino por favorecerme o demostrar mi valía, haciéndome más fuerte contra la adversidad y poniendo a muchos en su lugar.
No hay que dar lugar al desaliento, pese a que la información que se facilite sea sesgada, adulterada o falsa en ocasiones. Asumir, que todo está sujeto a cambios y que no somos eternos, nos ayudara a seguir luchando en esa incierta existencia que nos toca vivir cada día.
Ser felices, compañeros, que la vida se va muy deprisa y no podemos controlarlo todo.

domingo, 16 de septiembre de 2018

LAS INCOMODAS PREGUNTAS

No sé, si os habrá pasado en alguna ocasión, pero si puedo asegurar que a mí me ha ocurrido, desde que tengo uso de razón.
Hay momentos puntuales en la vida, en los que, en más de una ocasión, recibes la pregunta de rigor…
Cuando eres estudiante, ¿Cuándo terminas la carrera?, si la terminas, vine la siguiente pregunta, ¿Cuándo te echas novia?, para continuar, cuando ya la tienes con, ¿para cuándo es la boda?.
Ya imagináis todos, que al poco de casaros, la pregunta será, ¿Y para cuando los niños? Y cuando estos y tú ya vais teniendo unos años, la pregunta será, ¿Sois abuelos?
Pero cuando los años ya han pasado, hay una pregunta inevitable… ¿Cuándo te jubilas? y es aquí, precisamente aquí, cuando las preguntas terminan y aparece un silencio incómodo y no es porque la gente haya dejado de hablarte, porque ya no le importes a nadie, si no, porque la pregunta lógica, ¿adivináis cual seria?, pues esa que nadie se atreve a hacer ya, y que supone el fin de una larga existencia…¿Cuándo te mueres?...
Uno, al que los años ha ido haciendo suspicaz, cuando intuye que algún interlocutor puede estar pensando en ello, sin atreverse a preguntar, bien porque pese a sus halagos de ¡Qué bien te veo!, ¡Te encuentro, estupendo!, ¡Qué bien te conservas!, suelo adelantarme a sus pensamientos y suelto aquello de… “Aun tengo carrete para rato”, zanjando así el asunto de pregunta incomoda, que espero a nadie se le ocurra hacer, por muy mal que me vea y siga pensando, ¡a este le queda poco!, que espero y así os lo confieso, sean los menos, quienes lo piensen y sigan viéndome con las fuerzas que yo creo tener y la mala salud de hierro de la hago gala todos los días.
Así pues ¡No más preguntas!, por favor…

jueves, 5 de julio de 2018

TEJIENDO ENTRE DOLORES

Tejiendo entre dolores, el tiempo de mi existencia, con hilos de tiempos pasados, en los que la actividad diaria mantenía mis fuerzas, vivo el presente, recordando que cada instante es un regalo que la vida me hace.
Veo crecer a los míos y como se alejan del nido, volando libres, llenos de ilusión, con las mismas ganas de “comerse el mundo” que yo tuve y su alegría inunda mi existencia, que limitada, vuela con ellos compartiendo sus preocupaciones y logros, sus quimeras y sus sueños que se hacen realidad.
Pese a la distancia, la tecnología nos mantiene unidos, todos los días nos vemos a través de la pantalla del ordenador o del móvil, todos los días, me despierto con un ¡Buenos días familia!, de mis hijos, escrito en esta pantalla luminosa, milagro de la informática, que me acerca a ellos y a los amigos que fui dejando en mi caminar diario.
Hacía ya tiempo que no me ponía a “aporrear “este teclado de mi ordenador, liberando sentimientos que quizá a nadie le importen, pero que como un bálsamo alivian mi alma agotada por el dolor físico que me acompaña a cada instante y me recuerda que el tiempo no se detiene, que los años pasan y que si el desgaste diario me mantiene limitado en el movimiento, mi mente y mi corazón siguen luchando, tejiendo entre dolores ese día a día, en el que comparto guiños a través del Facebook o Instagram, con amigos lejanos, con mis hijos, con quienes estáis ahí, leyendo ahora estas líneas
El sol ha salido hoy nuevamente, llenado de luz mi existencia y nuevamente he recibido ese ¡Buenos días familia!, de mis hijos. Una sonrisa, se ha dibujado en mi cara, al leer un mensaje de un viejo amigo y he pensado…aún me queda mucho por hacer…mucho por vivir…mucho por sentir, mientras tejo entre dolores mi existencia.

jueves, 1 de marzo de 2018

PAN CON CHOCOLATE

PAN CON CHOCOLATE…
Pan con chocolate y en algunas ocasiones untado con mantequilla, esa era la merienda que mi madre nos tenía preparada a la salida del colegio. Entonces no existían las actividades extraescolares, la natación, el tenis, las clases de inglés. Solamente nos esperaba la calle, allí donde nos reuníamos un grupo de amigos para jugar a las chapas, con el trompo o con una simple cuerda para saltar o emular a los Vaqueros de las películas. No existía la informática ni los móviles, ni ordenadores, ni videojuegos, nuestros “Chats” eran cara…a acara y los juegos eran rudimentarios, pero plenamente satisfactorios, llenos de imaginación, donde una simple caja de cartón era nuestro refugio o convertida en nuestro barco pirata.Recuerdo que muchas veces, cuando hacia mal tiempo, terminábamos jugando en casa de algún amigo con aquel fuerte que le trajeron los Reyes Magos y aquellos indios de goma o al parchís o con aquella caja enorme de juegos reunidos Geiper, en los que siempre acabábamos jugando al  juego de la oca" (y tiro por que me toca) ...dejando de lado la ruleta que terminaba por ser un artículo inútil. Fueron años felices, años que el tiempo no ha logrado borrar de la memoria en los que todo era en blanco y negro, Televisión con series como Rintintín, Patrulla de Caminos o Ironside (Aquel abogado en silla de ruedas que no perdía ningún caso). Los Domingos, futbol y toros, telediarios en blanco y negro con una verborrea grandilocuente sobre lo bien que marchaban los “planes de desarrollo”,e inauguraciones de pantanos, en unan nación aislada del resto del mundo, por causa de un régimen político que todo lo censuraba y que terminaban con un Mariano Medina, intentando predecir el tiempo en una pizarra en blanco y negro, con la ayuda de aquel famoso barco meteorológico anclado en las Azores, donde siempre había una borrasca. (Nunca acertaba, el pobre) .Años en los que aprendimos lo que era el valor de la amistad y el valor de una peseta, que con sus 100 céntimos nos convertía en inmensamente ricos. Recuerdo que siempre acabábamos en el quiosco de la esquina dónde se cambiaban novelas o te vendían una barra de regaliz de palo por diez céntimos.
¿Qué a que vienen estos recuerdos?, pues a que hoy, he pasado por una tienda de dulces, donde en el escaparate había un montón de aquellos palos de regaliz, la tentación ha podido conmigo, y por uno de ellos he pagado “Un euro” (166, 366 pesetas de aquellas) ¡Por Dios!, cuanto ha subido el coste de las “Chuches” …Personalmente, ¡Sigo prefiriendo el pan con chocolate! y sí mucho me apuráis, hasta “sin pan” …

lunes, 26 de febrero de 2018

NUEVOS CICLOS TEMPORALES

Hace ya algún tiempo, dediqué un artículo a lo que di en llamar “ciclos temporales”, en el que hacia un repaso de los cambios que en mi vida se han producido, con la regularidad de cada cinco o seis años, en los que algo nuevo, cambiaba mis hábitos, mis costumbres y la manera de encarar en día a día.
Hace tan solo unos días, cumplí 66 años y mentalmente hice un repaso de los últimos años, llegando a la actualidad en la que un nuevo cambio se ha producido en mi vida.
La boda de mi hijo y su traslado a ese maravilloso país vasco, el vacío que deja en el hogar, (vacío físico, pues aún sigue y seguirá durante toda mi existencia, dentro de mi corazón y mis pensamientos) nuevos achaques que uno supera con la determinación de seguir en esta vida viendo como luchan por conseguir sus propias familias y el recuerdo permanente, imborrable de las muchas horas que dedique al trabajo, que ahora me parece tan lejano.
Ya han pasado seis años, desde que un día me despedí de los compañeros al iniciar mi jubilación parcial, seis años que han pasado como un suspiro y en los que aquellas fuerzas que me mantenían en pie, en mi día a día, han ido mermando tanto que ahora apenas me permiten cortos paseos, a los que no renuncio pese a las inclemencias de un invierno crudo en el que los fríos de la mañana me hacen sentir vivo.
Un nuevo ciclo temporal, en el que cambio costumbres, sin ser capaz de dejar alguna, como el tabaco, que en nada me ayuda, pero me gana la batalla diaria.
No renuncio a seguir escribiendo, aunque por momentos la pereza me distancie del teclado de mi ordenador, pero aquí sigo, aporreando las teclas y revisando las redes sociales en las que siempre encuentro “el guiño” amable de compañeros del pasado y amigos que no me han olvidado y aprendo… si aprendo cada día lo difícil que es ir cumpliendo años, haciéndome mayor y sentir que, aunque las fuerzas fallen, aún queda mucho por vivir…

lunes, 13 de noviembre de 2017

LA ABUELA

En silencio, acurrucada en el sofá, la mirada perdida en el vacío, desconectada de todo todo aquello que le rodea y de toda conversación que se fragua a su alrededor. Atenta a un televisor cuyo volumen está demasiado alto, pues ya casi no oye, quizá tampoco vea, pero es su única distracción. 89 años acaba de cumplir, en una vida llena dedicada a sus cinco hijos, su marido al que cada día echa de menos con mayor frecuencia. Inundada de recuerdos de su niñez, que una y otra vez repite, pero incapaz de recordar lo que ha hecho por la mañana.
La he mirado en silencio, he sentido la tristeza mezclada con la alegría de tenerla aún a nuestro lado, aunque sea así, en silencio, tratando en alguna ocasión de seguir, sin conseguirlo, nuestras conversaciones.
Es la “abuela”, aquella misma, que no hace muchos años era un auténtico torbellino de actividad y que, desde su inoportuna caída, quedó con un brazo partido que ya no se recupera y anclada en una inactividad casi total. Parece que en aquel momento se desconectó de todo y que el mundo se ha detenido ya para ella, aunque su corazón siga latiendo.
Es “una segunda madre” para sus nietos, a los que ayudó a criar y también para mí, que había perdido la mía.
Despierta ternura en su mirada, unos ojos que ya apenas ven, pero que agradecen con su mirada que sigamos pendientes de ella, que yo le ponga ese parco desayuno por las mañanas y que le suba la prensa, que hojea sin enterarse de nada.
La vida ya ha pasado para ella. Su imagen me muestra un camino que algún día recorreré y ruego a Dios que al final tenga a alguien cerca, igual que ella lo tiene ahora.
ABUELA, ¡Feliz cumpleaños!...

miércoles, 11 de octubre de 2017

UN ERROR GARRAFAL...

Ayer, una amiga e integrante de este grupo me preguntaba, ¿Qué es el síndrome postpolio? Y esto me recordó, que cuando oí hablar por primera vez de ello (yo aún no había tenido síntoma alguno, al menos que yo percibiera), fue en un programa de radio en el que un afamado medico de Barcelona, había comenzado a estudiar a una serie de pacientes que fueron afectados por la Poliomielitis en los años 50. Sorprendentemente, comenzaban con el paso de los años, a manifestar un cansancio extraño y sin justificación alguna, una debilidad en extremidades que antes eran normales, así como una pérdida de capacidad motora en ellas.
Yo, inmediatamente acudí para informarme al “sapientísimo GOOGLE” …Tras teclear “Síndrome post polio”, aparecieron ante mí una gran cantidad de enlaces que fui devorando uno tras otro. Confieso, que mi temor fue en aumento en cada consulta realizada, que en algún instante mis ojos se llenaron de lágrimas, ante el panorama que se me presentaba y la angustia aceleró los latidos de mi corazón.
Al final, encontré un detallado proceso de la enfermedad que terminaba con la frase “NO ES MORTAL” … ¡Bueno! …si uno no se consuela es por qué no quiere, pero mi error fue hacer esta serie de consultas. Una reprimenda de mi “santa esposa” (médico de profesión), me hizo asentar los pies en el suelo. ¡Si, efectivamente, yo ya estaba sufriendo esos síntomas!, Encaré con determinación ,que siempre había estado “limitado”, aunque yo no me sintiera como tal, que siempre supe encontrar la manera de superar obstáculos y no me detuve ante las dificultades. ¿Por qué iba a ser diferente ahora? Y tome la decisión de no volver a cometer ese error garrafal de consultar en internet, nada relativo a medicina, Derecho, política, futbol o lo que sea… ¡La verdad, no está ahí fuera! (Remedando a expediente X), la verdad está en los profesionales que si saben de qué hablan…¡Sr.GOOGLE, se queda Vd. Solo, para que yo pueda leer la prensa!

miércoles, 4 de octubre de 2017

¿Pero es que no saben dialogar?...

He dudado mucho si poner estas líneas al alcance de todos. Los que me conocéis, sabéis muy bien que no soy una persona políticamente” activa”, aunque tenga mis ideas (De hecho, renuncié en las últimas elecciones a una candidatura de un partido y con ello me gané la antipatía de algún amigo que ya ni saluda cuando nos cruzamos en la calle).
Uno se pregunta ¿Tan difícil es dialogar?, ¿Tan complicado respetar la opinión ajena?,¿Es necesario el uso de la fuerza,( tanto por unos como por otros), para que las ideas y posturas sean respetadas?
Puesto que no han parado este mundo, para bajarme de él, sigo viajando entre el desconcierto, la sorpresa, el desánimo, junto con miles de viajeros que no aciertan a descubrir su destino, que asombrados reciben información, unas veces cierta y otras manipulada, del final de su camino y el trayecto que todos recorremos, sin la libertad para protestar y lo que me temo es aún peor, sin la información correcta de lo que está ocurriendo y cuál es la próxima estación.
Se avecinan días tristes y el recuerdo de aquellos años sesenta, ha vuelto a mí, con tal fuerza que he vuelto a ver las calles llenas de gente y gente maltratada. Fuerzas de Seguridad que cumplen las ordenes de sus “amos” (Tanto en un sentido como en otro), igual que hicieron “Los grises” allá por los años sesenta. Ellos, también son “Ciudadanía”, ciudadanos que solo cumplen con su trabajo, como pueden y les ordenan, aunque siempre haya alguno (en toda empresa lo hay) que se pasa excediéndose en su cometido.
Buscar “Culpables” …Parece fácil…Nuestros dirigentes (SI…nuestros…pues así lo quisimos y nosotros los elegimos), ¡Desconocen el dialogo, la negociación!, carecen de empatía, quizá hasta de formación, educación y respeto al prójimo.
Disculparme, hoy, no tengo la alegría ni el buen humor, para contaros anécdotas graciosas. Una tristeza enorme ha invadido mi alma, al ver que la LIBERTAD, ha sido herida, que el ser humano, es capaz de hablar, pero no de dialogar, que la violencia y la resistencia han vuelto a hacer aparición en nuestras vidas y yo sigo sin poder bajarme de este mundo que gira en su loca carrera hacia un destino incierto.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

A pesar de todo...

Había iniciado mi paseo diario, pero algo me decía que no marchaba bien, un cansancio ya conocido y sin justificación alguna, aumentaba a cada paso. A los 150 metros, era tal, que me senté en un banco de piedra junto a la fuente que hay en el Paseo de Carmelitas, al lado de un anciano, que apoyaba su cabeza pensativa sobre un viejo bastón de madera. ¡Buenos días!, dije cortésmente, y fui respondido de igual manera. Hoy esta fresquito, comente, y aquel hombre levantando su mirada al cielo, respondió como si de una conversación de “ascensor” se tratara…si, hoy va a hacer frío…luego, rompiendo ese silencio que se produce tras una alocución forzada, comenzó a contarme que todos los días salía a pasear solo, que no tenía a nadie en su vida, pues su mujer había fallecido hacia unos meses y sus hijos, en la lejanía forzada por el exilio en busca de trabajo, apenas mantenían ya contacto con él.
Me contó sus desvelos y esfuerzos por sacar adelante a una familia, cuando en este país se podía tener más de un empleo, las mañanas de administrativo en un concesionario de automóviles y las tardes de contable para un establecimiento de electrodomésticos. Como dio carrera a sus dos hijos, que tuvieron que emigrar, pues en estas tierras, era imposible encontrar trabajo.
En sus ojos, distinguí en algún instante lagrimas a punto de brotar, cuando recordaba lo feliz que había sido con su esposa y como vieron crecer a sus pequeños, esos, que hoy apenas le llaman, pues ocupados en sacar adelante sus vidas, hoy olvidan a este anciano que deja pasar sus horas junto a aquella fuente, que hoy es su remanso de paz.
Al despedirme de él, sentí su profunda tristeza marcada por la soledad, pero pensé… ¡Soy un hombre con suerte! A pesar de todos mis achaques, tengo a mi mujer y a mis hijos, que aún en la lejanía, todos los días llaman una o dos veces, que siguen interesándose por sus padres y si pueden vuelven al hogar que les vio crecer. Quizá, algún día ( y Dios no lo quiera), yo también sea ese anciano que hoy se ha cruzado en mi camino, pero de momento, tengo que considerarme muy afortunado y agradecer que pese a todo, la vida no me ha tratado mal.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Septiembre... Ese mes...

Perezosamente van cayendo los días de septiembre. Un mes que nunca tuvo para mi recuerdos buenos, y siempre fue el mes en el que se acumulan malas vivencias, que trato de esquivar en mi mente.
Septiembre, mi mes “maldito”. Mes triste, en el que siempre siento un bajón anímico que me llena el alma de pena. La luz del día ya no acompaña, las tardes se hacen más cortas y las temperaturas bajan como mi espíritu, siempre en lucha permanente contra la adversidad.
Los recuerdos de momentos tristes del pasado, me asaltan a cada instante, la nostalgia de mis seres queridos que ya no están entre nosotros, la lejanía de los hijos que volaron del nido, el recuerdo amable de antiguos compañeros, que aún siguen ahí, (pocos, pero los hay), preguntando ¿Cómo estás? Y a los que siempre respondo que bien, por no preocuparles ya que realmente siento su preocupación en la pregunta.
Septiembre, plagado de fiestas en mi ciudad, a las que antes acudía y a las que hoy, por miedo al tropezón y la caída entre la algarabía, me están prohibidas. Ya no hay niños a los que llevar al ferial, No hay amigos, con los que compartir aquellas cenas en “el Campo de Tiro de Salamanca” (los años y las enfermedades, se han han llevado a muchos de ellos). Solo me queda el consuelo, de ver disfrutar a quien me rodea, de una “caña”, sentado en una terraza, viendo pasar el bullicio de ciudadanos animados, gentes jóvenes que arrastran de la mano a pequeños ilusionados con su globo o asustados por las charangas que recorren hoy mi ciudad.
Los años no perdonan y septiembre, sigue siendo para mí, un mes extraño que deseo termine.
Supongo, que, en la vida de todos, siempre hay un “septiembre”, el mío es así y así os lo he contado.

jueves, 20 de julio de 2017

Esa extraña conexión...

No sé, si alguna vez os habrá pasado, que en un instante estáis pensando en uno de vuestros hijos que se encuentran en la lejanía y acto seguido, os suena el teléfono con una llamada suya. Que de pronto recordáis un momento lejano de vuestra vida y en ese momento tu hijo te pregunta por un detalle de aquella vivencia que un día le contaste y que hace unos instantes ni siquiera tu recordabas. Que tu mujer te dice: Hoy no ha llamado Fernando y nuevamente suena el teléfono o te manda un WhatsApp.
¿Es brujería o una conexión mental entre seres que se quieren y añoran?. A mí me  viene ocurriendo con demasiada frecuencia, en los últimos tiempos y no creo que sea fruto de la casualidad.
Haber convivido muchos años, en una relación estrecha y llena de cariño, nos ha creado un conocimiento profundo de unos y otros, de costumbres y hábitos que han quedado grabados en nuestro inconsciente y afloran en el momento menos inesperado, haciéndonos intuir respuestas a preguntas que no hacemos verbalmente y son respondidas en el acto, como si una conexión mental existiera entre nosotros y nuestros seres queridos.
Sabemos como van a reaccionar en un momento determinado, ante un problema o una situación complicada, que respuesta nos darán ante una pregunta concreta, ¿Telepatía?... no creo, más bien compenetración lograda a base de muchos años de convivencia y un lazo invisible de cariño que ata a los integrantes de este grupo familiar.
Uno, intuye la preocupación de los otros, sin que estos la hayan expresado, sabe de sus necesidades, sus ilusiones, sus alegrías, sin que estas se expresen verbalmente. Una mirada, un gesto, son suficientes para que esa conexión funcione sin Wifi ni Bluetoot, terminando por dar respuesta incluso a preguntas no planteadas.
¿Cómo llamaríais a esta comunicación?, a esta conexión inexplicable en la que las preguntas y respuestas se muestran sin haberse planteado de forma física…Yo lo llamo AMOR…

martes, 18 de julio de 2017

LA HISTORIA DE ARMANDO

Difuminados por el tiempo, los recuerdos de sus primeros pasos, llenos de dificultad, vinieron a la memoria de Armando.
Era muy niño, apenas un año y ya comenzaba su lucha diaria por poder mantenerse en pie, por poder caminar como lo hacían los demás, sin la necesidad de que alguien le sujetara para evitar a inexorable caída.
Recordaba sonriendo, aquel largo pasillo de casa, aquella incansable madre que día tras día, hora tras hora le dedicaba tiempo, sonrisas y mimos, animándole a seguir su escasa caminata de apenas unos metros.
Nunca la vio triste, quizá fue ella quien le contagio las ganas de vivir, de no perder la esperanza y dedicar cada momento a ganar la batalla que ya entonces le acompañaría durante toda su vida.
Las visitas a médicos de renombre, horas y horas de sesiones de rehabilitación, viajes interminables a un lejano lugar que llamaban Madrid, donde un ortopeda tomaba medidas y dibujaba bocetos de lo que sería aquel artilugio que le permitiría estar de pie, caminar erguido sin miedo a las caídas y jugar con sus hermanos y amigos.
La aparición en su vida de un “mago”. Paco Urbina, que dedico toda su atención y artes a paliar los estragos de una brujería que llamaron “polio”, a la que nunca llego a vencer del todo, pero si ganar tiempo y movilidad para aquellos miembros embrujados, que se negaban a trabajar.
Pasaron los años, Armando, nunca se sintió diferente, nunca desespero ni se dejó vencer por el pesimismo. El recuerdo de la sonrisa de su madre, era como el faro que guía al navegante en la oscura noche.
Hoy, rememora con asombro, como fue capaz de sobrevivir en un mundo laboral muy exigente, cumpliendo su cometido. Viajando sin cansancio, subiendo y bajando esas escaleras que hoy son su mayor barrera, manteniendo el paso en su caminar al lado de compañeros más jóvenes y con mayor energía, sin detener ni retrasar su camino pese a caídas inoportunas y largas andaduras, a las que logro vencer.
Armando añora y recuerda, hoy, mientras sigue con sus interminables sesiones de rehabilitación, aquellos viajes de trabajo, a un paraíso llamado “a Toxa”, aquellas convenciones que le hicieron recorrer mil ciudades españolas (Valencia, Córdoba, Coruña, Barcelona, Madrid, Ávila, León, Valladolid, Pamplona, Bilbao, Santander…), casi no quedo ciudad en el mapa, en la que no disfrutara caminando y admirando paisajes, compartiendo horas con compañeros y amigos, sintiendo, que a pesar de todo, era útil, no estorbaba a nadie y podía seguir su camino.
Los años han pasado, inexorables, han detenido su camino, unos dicen que, "de merecido descanso", pero él piensa que demasiado pronto para tirar la toalla…Queda tanto aun por vivir, por seguir admirando paisajes y compartiendo momentos felices.
Ha sonado el timbre que da por terminada la sesión diaria…Ya desconectado de los aparatos de rehabilitación, queda otro día por delante, los dolores le recuerdan que no debe forzar mucho la máquina, pero sus ansias de vivir, aceleran imprudentemente sus pasos. Otro día mas en el que dar las gracias por “estar vivo” …

miércoles, 5 de julio de 2017

Ahora hace 9 años...

Sentía que el tiempo se detenía por un instante. Nada me alertaba del peligro ni era capaz de entender que estaba sucediendo. Mis ojos parecían cruzarse y la vista en uno de ellos quedo apagada, como si lo hubiera cerrado en un guiño involuntario. Me frote la cara y los ojos y aquello no variaba. Fue entonces cuando llame a mi mujer, comenzando a alarmarme ante aquella ceguera momentánea. Como buen médico que es, inmediatamente reconoció los síntomas…Estaba sufriendo un ictus….
Fueron días, en los que realmente llegue a sentir MIEDO, ese miedo con mayúsculas, ante lo desconocido. Luego vinieron las pruebas, la claustrofóbica resonancia, y el dictamen demoledor… ¡Tienes taponada la carótida interna en un 98 %! . Creí, que el mundo se terminaba, (ahora hace 9 años), que ya nada peor me podía pasar y que el fin de mis días, estaba cercano.
Recordé todas mis batallas contra esa otra enfermedad que limito mis movimientos a los pocos meses de mi nacimiento. ¿Para qué tanta lucha?, pensé…y, sin embargo, seguí luchando, ahora en dos frentes, negándome a toda rendición y ganando pequeñas batallas que ya me acompañaran durante toda mi existencia.
Hoy, sigo empeñado en llevar la contraria a neurólogos y traumatólogos, que no entienden cómo puedo seguir en pie, caminando, sin dolores no soportables y negándome a la silla de ruedas.
Caminare, ahora con la ayuda de mis brazos apoyados sobre dos muletas, sonreiré maliciosamente, cada vez que vea una silla de ruedas y pensare para mis adentros, ¡Aun no! Y seguiré sorprendiéndome al recordar tiempos pasados, en los que una vida laboral activa, me llevo a recorrer media España, en la que hice miles de kilómetros al volante de mi coche, subí cientos de escaleras y camine…si, ¡camine!... al lado de mis compañeros sin interrumpir su caminata, sin retrasar sus pasos, sin ser una carga para nadie.
Hoy, la lucha sigue…desde el campo de batalla del centro de rehabilitación, redacto este “parte de guerra”, cual reportero en batalla, empotrado entre dolientes que tampoco se rinden con facilidad y pienso…Algún día, podre decir…”la guerra esta ganada” …

martes, 23 de mayo de 2017

SOÑAR

Soñaba y soñé, mis sueños se fueron cumpliendo, unos si, otros no, pero en ellos me sentí libre de las limitaciones de mi cuerpo. Corría sobre los verdes prados recién segados que vieron mi niñez y salte sobre las rocas de aquella añorada playa en la que las olas fueron mi juguete. Nada me impidió disfrutar de las caminatas por el monte con aquellos amigos, que hoy en la lejanía, siguen recordando mis esfuerzos físicos por mantener su ritmo, esfuerzos que no existen en mis sueños, en los que soy capaz de volar sobre las copas de los eucaliptos que bordean el camino. Un camino, de sueños que la realidad me permitió en parte y borro la parte negativa. Sigo soñando y cumpliendo sueños, ahora que el tiempo alejado de obligaciones laborales me da respiro para ello, pero mis sueños han cambiado, ya no camino a la orilla de las olas, sintiendo la fina arena en mis pies, no hago equilibrios entre las rocas tratando de alcanzar aquel huidizo cangrejo, que se ocultaba entre ellas. Mis sueños, son ilusiones que algún día se cumplirán, o no, en los que mi familia es el centro de ellos. Quizá algún día, pueda jugar con un nieto, aún lejano e incierto. Contarle, como fueron mis primeros años en el colegio y las mil aventuras vividas en largos veranos a la orilla del mar. Quizá pueda pasear de nuevo y sin agobios, aunque sea con mis ya inseparables muletas,  al lado de mi mujer recordando aquellos otros paseos de nuestra juventud, en los que los planes e ilusiones de nuestro futuro en común, fueron llenando las horas entre clase y clase. Hace ya 46 años que estamos juntos, 46 años soñando día a día llenando nuestra existencia y cumpliendo sueños. Hoy volví a soñar…y en ese duerme vela de las primeras horas de la noche, volví a sentirme libre, ligero, alegre y feliz de poder seguir soñando…

viernes, 5 de mayo de 2017

Numerologia,mi numero 11

NUMEROLOGIA, MI NUMERO 11...
Si hace unos días os hablaba de los números capicúas que aprecian en mi reloj digital, hoy la numerología me lleva a un número en concreto que ha aparecido durante toda mi vida en momentos determinados.
Nací un 11 de febrero, durante mis años de colegio, casi siempre me tocaba ser el número 11 de la clase, por orden alfabético. A los 11 años fue mi última operación quirúrgica de las cinco que trataron de mitigar mis dolencias. 11 hermanos pudimos haber sido, si no hubieran nacido muertos 7 de ellos por causas desconocidas. Casi 11 fueron los años de noviazgo, a falta de tres meses. 11 años pasaron desde la incorporación a mi primer trabajo, hasta que cambié de empresa a la Mutua de Seguros Reddis, como director de la Sucursal de Salamanca, Fui el empleado número 11 en Athena y en Allianz el e000011.
11 años camine si ayudas de bastones ni aparatos ortopédicos hasta que mis fuerzas fueron flaqueando. Otros 11 he seguido con ayudas mecánicas. 11 hace que tuve un pequeño infarto cerebral, sin consecuencias Gracias a Dios. 11 que dejé de ser Director de Sucursal y pase ocupar otros puestos más relajados que me ayudaron a llegar sin problemas a una jubilación definitiva y así si sigo repasando mi vida me encuentro que el numero 11 siempre ha estado presente. ¿Casualidad?, no creo, una vez, dos veces y hasta tres, pueden serlo… ¿El destino marcado?, Tampoco creo en la predeterminación de las cosas y en el futuro escrito de manera inalterable, pero ahí está, erguido como lo estuvieron las Torres gemelas, ese número 11. ¿Sera señal de los años que me quedan?, Tampoco lo creo!, pero algún significado que aún no alcanzo a comprender, tiene ese dichoso número once. Quizá algún día llegue a entender y si no…da lo mismo, ese 11 seguirá repitiéndose, estoy seguro, para bien o para mal, el número que me ha tocado en esta vida es el  ONCE ,¿Creéis que debo jugar a la lotería o a la ONCE ,con el numero?... a lo mejor hasta tengo la suerte de que me toque también…

viernes, 13 de mayo de 2016

PRIMAVERA OTOÑAL...

Parece empeñada, esta primavera, en seguir mostrando su cara otoñal, plagada de nubes y tormentas como si de un presagio oscuro e incierto, fuera el reflejo en un espejo de lo que siento en mi interior.
Mis esfuerzos diarios por conseguir una mayor movilidad e independencia, una reducción del dolor, apenas tienen resultados, pero mi ánimo y empeño siguen intactos tratando de no dañar a los que me rodean y sé que sufren al verme en este estado.
Tomo a broma los tropiezos diarios, el caminar a “cuatro patas” con unas muletas que ya son una extensión de mi cuerpo, “mando a distancia” para abrir puertas con un empujón y tope para que estas no se cierren. Apoyo imprescindible para cada paso y andamiaje para evitar caídas.
Primavera perdida de una vida, en la que hice viajes de trabajo y de placer que hoy rememoro mirando en esta pantalla del ordenador, colecciones de fotografías que recopilé durante años.
Ya sé, lo que es “NOSTALGIA”, así con mayúsculas, de tiempos pasados en los que no me costaba coger el coche y tragar kilómetros, unas veces por cuestiones de trabajo y otras por mero placer. Caminar por Madrid, Barcelona, Valencia, Oviedo, Córdoba, Granada, Paris. (Mi Paris adorado y mil veces soñado).
Bañarme (Hoy empeño casi imposible), en las cálidas aguas del Mediterráneo, mecido por las olas o braceando contra ellas, en un alarde de “puedo y lo hago”.
Primavera otoñal, en la que aun florece alguna esperanza alimentada por la ilusión de ganarle al inexorable tiempo, la batalla que con él mantengo a diario con ejercicios de rehabilitación y electroterapias, que suelo endulzar bromeando en cada descarga eléctrica con…”No sé, si servirán de algo, pero puede que terminen por cargar la batería de mi móvil”…
Otoño anticipado de mi vida, que estando ya libre de obligaciones laborales, ha venido a ralentizar mis sueños de viajero curioso, al que gusta recorre calles y callejones de ciudades desconocidas. Hoy, sigo a diario, no sin esfuerzo, recorriendo en pequeñas caminatas, las calles de mi ciudad, sin las prisas que imponían el trabajo diario, y si las escaleras, no fueron nunca mi fuerte, hoy son barrera infranqueable que aparece por todos lados.
¿Cuándo vendrá el Sol?, Necesito esa luz que ilumine mi espíritu y llene de fuerzas mis fuerzas ya perdidas.
Mientras, seguiré batallando día a día, minuto a minuto, con la ilusión de ganar la guerra a este implacable enemigo al que me enfrento. Cada pequeño logro en la batalla, cada paso en mi andar diario, me dicen que puedo y lo haré. Convertiré esta primavera otoñal en luz a mi existencia que ilumine mi vida y la de los que me rodean, que sufren a mi lado viéndome luchar con cada escalón que hay que subir o cada paso que tengo que dar.
Y de nuevo, volverán mis ánimos para seguir contando en este blog, aventuras y desventuras, siempre con un humor, ese humor que nunca he perdido y me hace ver la parte graciosa de cosas que no tienen ninguna gracia, pero que ayuda a superar cualquier contrariedad.


domingo, 17 de abril de 2016

Aquí estoy de nuevo...

Quizá ha sido la pereza, quizá el desánimo y que el cuerpo no me pedía  seguir contando aquello que a mi alrededor ocurría y me llamaba la atención. Dejé transcurrir los días, los meses, casi un año  sin ponerme al teclado de mi ordenador para contar alguna historia nueva que pudiera interesar, hasta que hace unos días, repetí un post en mi Facebook y mi hija comentó: "Actualiza y escribe de nuevo".
Aquello me hizo pensar que me había  vuelto perezoso,que nadie  leía ya mis comentarios y a nadie  interesaban, era tan sólo una apreciación mía  equivocada.
Si había lectores,seguidores  de mis comentarios e interesados por las historias que  conté.
Hoy, he vuelto a ponerme en este  teclado y tan sólo una disculpa a mi pereza,es lo que de mi ánimo ha salido.
En mi cabeza ocupada por la preocupación de una recuperación que se alarga en el tiempo, se mezclan,sin yo pretenderlo, vivencias que iré contando,recuerdos que saltarán de nuevo a  este teclado,que hoy aún sigue perezoso y lento en describir el cúmulo de ideas que en mi cabeza bullen y a las que trato de poner en orden.
Dicen,que nunca es tarde para ponerse a la tarea,que hay quien espera que mi buen humor,que tan malos tragos me ha hecho superar,vuelva a amenizar a estos seguidores fieles,que me seguís en este humilde blog.
Quizá mañana os cuente,como el tiempo  me ha hecho ver que nada es irremediable,que la esperanza junto con el esfuerzo diario,pueden conseguir pequeños milagros que uno no esperaba.
Quizá,que mi deporte actual se limita a leves intentos,pero intensos,de subir y bajar escalones, tratando de lograr una libertad de movimiento ante la enorme cantidad de barreras que hoy encuentro y antes apenas percibía.
Quizá,la ensoñación de encontrarme en Nueva York,cada  vez que un "taxi" amarillo ,con unas extrañas luces rotativas amarillas en el techo,me recoge cada mañana para llevarme a mi sesión diaria de rehabilitación.

miércoles, 15 de julio de 2015

INVISIBLES...

He de confesar, que nunca le había prestado mucha atención, me había limitado a mover simplemente la cabeza en signo de negación, ante aquel hombre, que para casi todo el mundo era un ser invisible de esos que pasan por nuestra vida y en el que apenas nos fijamos, pero aquel día, levanté la mirada y mire sus ojos mientras repetía la acción de negar con la cabeza, Algo cambió repentinamente en mi actitud, ante mi había un joven, de aspecto no demasiado desaliñado que con la mano extendía pedía algo de ayuda para poder subsistir, mi primer pensamiento fue... ¡Tiene mas o menos la edad de mi hijo!, quizá no supo encarrilar su camino, quizá no tuvo la suerte de tener una familia detrás cuidando de el, quizá se equivocó en su andadura, instintivamente eche mano al bolsillo y le di unas monedas, pensé: Si fuera mi hijo me gustaría que alguien le atendiera por un momento, pensé en una hipotética madre desconsolada, quizá en un padre afligido, se que mi acción no le resolvería mucho, quizá un bocadillo que paliara su hambre, (quise ser bien pensado), un billete de autobús para llegar a algún sitio donde cobijarse, ¡Que se yo!... Sentí que a nuestro lado pasan a diario muchas gentes invisibles, quizá hasta hemos retirado la mirada para evitar verles, somos insolidarios con lo más cercano y llegamos sin embargo a solidarizarnos con gentes lejanas que también pasan hambre y calamidades, gentes a las que nunca veremos cara a cara, gentes de las que nos separan muchos kilómetros, mientras somos incapaces de hacerlo con aquellos que se cruzan día a día en nuestras calles con nosotros, sin que apenas les prestemos atención, solo un triste gesto de negación, como el que yo hice.
He vuelto a verle, sentado en las escaleras de un portal, a primeras horas de la madrugada mientras me dirigía al trabajo, los brazos cruzados sobre sus piernas le servian de almohada, encorvado en una postura casi fetal, le he reconocido y he sentido de nuevo una extraña tristeza por él y por lo que representa, jóvenes sin esperanza, jóvenes sin destino ni rumbo que seguir, mientras la prensa hoy publicaba escandalosamente lo que llegan a cobrar diputados, ministros y representantes públicos que seguramente como yo nunca han mirado a los ojos de estos invisibles que viven a nuestro lado y por los que no parecen tener preocupación alguna, me he sentido triste al ver a este joven invisible para los demás...

lunes, 30 de marzo de 2015

La educación ha muerto

Si hace unos días comentaba lo impresentable de unos programas televisivos, en los que la educación y los buenos modales brillaban por su ausencia y se ensalzaba la actuación de un personajillo falto de cultura y educación, al que se trata como, “La princesa del pueblo” y que no llega más que a ser el exponente  de una cultura que por desgracia se ha arraigado en nuestra sociedad.

Hoy, he podido observar en la calle que esos modos, formas y actuaciones suelen ser por desgracia uso habitual en las gentes de este país.

Ya en otra ocasión dedique un post a la falta de respeto, a la olvidada urbanidad, que en nuestra niñez, tenía incluso una asignatura en los colegios y una cartilla ya desaparecida hace mucho tiempo, que describía los comportamientos más elementales de educación y respeto en aras de una convivencia pacífica y respetuosa.

Hoy para dialogar, parece ser que hay que dar voces, soltar tacos, insultar a oponente y terminar por amenazar con actuaciones judiciales, como si los juzgados no estuvieran ya lo suficientemente saturados como para dedicar su tiempo a dirimir discusiones fútiles.

El dicho popular de que quien grita en una discusión, pierde la razón (aunque la tenga), ya no parece tener sentido.

No escuchar los razonamientos del contrario, tratar de interrumpirle constantemente en su locución con voces, intentando de que no se le escuche, es la tónica habitual en todo dialogo (si a esto se puede denominar así). No son capaces o no saben los moderadores, (si es que existen) cumplir con su cometido, limitándose a ser solo meros oyentes que en ocasiones se abstraen del asunto como si con ellos no viniera la cosa.

La gente, ya no sabe lo que es ceder el asiento a una señora, o facilitarle el paso abriendo una puerta, esperar el turno en una cola sin protestar constantemente, sobre lo despacio que esta avanza,

Ocupar las plazas reservadas a minusválidos alegando que solo es por un momento, caminar en días de lluvia con una paraguas que se usa como instrumento da agresión al resto de los viandantes, más que como un escudo ante el agua, cruzar las calzadas por lugares no permitidos e insultar al conductor que te avisa del peligro con un toque de bocina.

Mil situaciones que demuestran a cada instante, que LA EDUCACION HA MUERTO.

Las lecciones recibidas por la Televisión, han surtido su efecto de embrutecer a la población, ahora ya vale todo y todo está permitido, con tal de que nadie respete a nadie.

Vuelvo a decir como ya dije en alguna ocasión “ que paren el mundo…yo me bajo en la próxima”.

viernes, 27 de marzo de 2015

Y se montó el Belén...

Miedo me está dando a mí este país, en el que por votación popular, se proclama ganadora de un concurso de baile a quién no sabe marcar un solo paso y parece tener dos piernas izquierdas. Más aún, cuando esa misma persona es de nuevo proclamada ganadora de un concurso de convivencia en el que nos ha mostrado su falta absoluta de empatía, educación y buenos modales, por no de hablar su carencia total de cultura, ubicando a Dinamarca en Groenlandia, o preguntando si coger se escribe con G ó con J.
Una vez más lo que esta persona llama el pueblo,la ha alzado a los altares de la Fama, una fama ganada a base de proclamar a los cuatro vientos sus desventuras familiares y personales.
Miedo me da que estas votaciones populares puedan ser extrapoladas, a lo que pueda ocurrir en unas elecciones de nuestros dirigentes políticos o de nuestros gestores económicos.
Todo apunta a que aún seguimos siendo un país de toros y pandereta, donde nuestros científicos tienen que salir fuera y donde la incultura campa a sus anchas, aplaudida por una muchedumbre ávida de carnaza, donde se valora, la mala educación la falta de cultura y los malos modales.
Donde el insulto y la falta de respeto se priorizan frente al diálogo y al razonamiento.
Miedo me está dando este país en el que ya se ha montado el Belén...miedo me da...

lunes, 16 de marzo de 2015

Ladrones...

Si hay frases que nunca entendí y que acaban produciéndome acidez de estómago, es la de:  “ Me voy a coger una baja”...o aquella otra que en mi profesión se repite con harta frecuencia y sin pudor alguno, pese a que puede llegar a ser un delito y es, la que surge cada vez que hay un siniestro de automóvil y alguien , el listo de turno aconseja...” Date la baja y quéjate de las cervicales”.

Uno, que en varias ocasiones ha pedido el alta voluntaria para ir a trabajar, que he llegado a acudir a mi trabajo apoyado sobre dos muletas y aguantado caminatas, que para mi situación física suponían un esfuerzo, se revela en el interior y clama al Cielo sobre la cantidad de “caraduras” que tratan de evadir sus responsabilidades en el trabajo o sacar un dinero a las compañías de seguros.

En ambos casos y aunque socialmente no se rechazan, se produce un fraude, una apropiación indebida, una estafa al resto de los ciudadanos que cumplimos con nuestras obligaciones aún con esfuerzos que nadie reconoce, pero que interiormente nos hacen sentir bien.

Y dormirán tan tranquilos …Sin plantearse siquiera que esa baja ficticia, ocasiona un aumento de trabajo para sus compañeros, un fraude a la Seguridad Social o a una aseguradora.

Criticaran a los grandes defraudadores que a diario nos muestran en los medios informativos y no se sentirán, por supuesto, equiparados a ellos y sin embargo, tan ladrones son unos como otros.

Juzgaran a presuntos culpables, sin tener en cuenta que ellos también tienen algo por lo que responder, pero que esta sociedad en la que vivimos, no tiene en cuenta esos fraudes flagrantes  que son asumidos con la mayor naturalidad.

Somos un país de picaros, en el que a la menor oportunidad eludimos nuestros deberes. Una caída sin importancia, ( y mira que yo suelo caerme al menos tres veces por semana), un pequeño malestar, un insignificante catarro, justifican el absentismo laboral, que termina por “encabronar” ( con perdón) al resto de los compañeros que saturados por su propio trabajo tienen que asumir las labores de aquel que por capricho,  “ se ha cogido una baja”.

En fin, no por mucho que yo escriba y cuente, esto se va a arreglar, seguiremos siendo la nación europea en la que se hacen más horas de trabajo y la productividad continuará siendo la menor de toda la Comunidad Económica Europea. Y así seguirá,” luciéndonos el pelo” y sin dar importancia al fraude que nos rodea cada dia.

 

 

lunes, 9 de marzo de 2015

Tiempo aún por vivir

Vi correr el tiempo y el tiempo me alcanzó, paso raudo lleno de recuerdos, que el mismo tiempo guardaba y en su veloz carrera dejó en mi memoria.

Tiempos de niñez y juventud ahora añorados y valorados, más que en su momento. Tiempos de madurez laboriosa, en la que aun el futuro era incierto y había que ganárselo a cada paso. Tiempos que pasaron y nunca más volverán.

Hoy el futuro, está más limitado y la carrera del tiempo se acelera cada día, cada hora, cada minuto.

En ocasiones, uno se ve incapaz de seguir su loco galopar, devorando cada momento de mi vida.

Aferrado a los recuerdos, como si de mi bastón se tratara, sigo su senda, ahora lentamente, disfrutando del paisaje que a cada paso y día marcan las mañanas mi camino.

Tiempo para vivir, el tiempo que me dejen. Tiempo para disfrutar de los míos, viendo cómo crecen y siguen su camino hacia sus metas soñadas. Tiempo que corres ¡Detén tu camino!, deja que te alcance, tiempo aún no vivido…

miércoles, 4 de marzo de 2015

Aún queda camino por andar...

Instintivamente al verla venir, me aparte de su camino franqueándola el paso, al cruzarnos coincidieron nuestras miradas mientras el silveante sonido del motor eléctrico fue apagado  por una frase de agradecimiento al que respondí con un...de nada.
Volví mi cabeza y la vi alejarse sobre aquella motorizada silla de ruedas, en mi pensamiento y por un momento, me vi en igual situación, pero inmediatamente y moviendo mi cabeza en signo negativo deseche esa no lejana idea a la cual me resisto y resistiré mientras tenga fuerzas.
Hoy, dolorido a cada paso, sigo sintiendo una satisfacción interna que no podéis ni imaginar, cada vez que terminó uno de esos, ya no tan largos paseos pero que cada día inició con ilusión, recordando otros más largos en las calles de París o Madrid.
Las calles de Salamanca ya se me han quedado cortas, pese a que cada día las siento más largas y empinadas, mi mayor ilusión es volver a caminar las calles de Valencia o de Granada en compañía de mi mujer y mis hijos, volver a sentir que soy capaz, que sí puedo, que aún no hay nada que me detenga.
La imagen de la silla quedará aparcada, olvidada,mientras tenga fuerzas. Hace ya once años que alguien me pronóstico que terminaría sentado en una de ellas y no tardando mucho, pero mi empeño en llevarles la contraria sigue dando buenos resultados. Caminaré y Caminare, mientras haya camino que recorrer, senda que andar, paisajes que ver, gentes que conocer y momentos para disfrutar. Una vez más a pesar del dolor, sacó fuerzas de flaqueza terminando por decirme aún queda camino por andar.

jueves, 29 de enero de 2015

Telepizza...¿Digame?...

Hoy tocaba Pizza, como viene siendo habitual el día que mi mujer esta de guardia, cosa que no perdonan mis hijos, pero hoy estuvo a punto de salirme la vena gamberra de los 20 años y se me ocurrieron un montón de “putaditas” para hacer a Telepizza y que luego aborté pues uno ya no tiene años para estas cosas (aunque la verdad, me quedé con las ganas)...Os dejo algunas ideas...
1)Si usa un teléfono de tonos, presione al azar números mientras la pide. Pídale a la persona que está tomando su pedido que pare de hacer esos ruidos.
2)Invéntese un numero de tarjeta VISA. Pregúntele si la aceptan.
3)Justo antes de terminar la llamada y ordenar la pizza, diga: “Recuerde, nosotros nunca tuvimos esta conversación.”
4)Dígale que tiene en la otra línea a otra Pizza a domicilio rival, y que tú vas con el postor más bajo.
5)Déle solo su dirección, diga “¡Sorpréndame!” y cuelgue.
6)Responda a sus preguntas con preguntas.
7)Cántele el pedido con la melodía de su canción favorita de Metallica.
8)No nombre los ingredientes que desea… Mejor, deletréelos.
9)Salte la palabra pizza. Evite decirla a toda costa. Si él la dice, dígale: Por favor, no mencione esa palabra.
10)Pida una comida disponible en alguna otra parte.
11)Pregúntele qué ropa lleva puesta.
12)Diga: ¿Dígame?, y no hable en cinco segundos, entonces compórtese como si ellos fueran quienes le llamaron.
13) Dígale que está deprimido. Logre que el o ella le alegre su ánimo.
14)Ordene 52 rodajas de pepperoni tal y como se inventó en un dibujo fractal a consecuencia de una ecuación que le va a dictar. Pregunte si necesita papel.
15)Empiece su orden con un “Me gustaría…”. Un momento más tarde desé una bofetada y diga: “No, no me gustaría”
16)Trate de alquilar una pizza.
17)Pregunte si puede quedarse con el cartón de embalaje de la pizza. Cuando digan sí, suspire y déle las gracias afectuosamente.
18)Aléjese del micrófono y hable siempre bajito mientras pide. Cuando la llamada vaya a finalizar, péguese al micrófono y grite con todas sus fuerzas: “ADIOS”
19)Imite la voz de quien recoja la llamada.
20)Pida ver un menú.
21)Ronque en el medio del pedido, y diga; ¿Donde estaba yo? ¿Quién es?
22)Pregunte cual es su número del teléfono. Cuelgue, llámelo y pida.
23)Con voz de ebrio llame para quejarse acerca de servicio. Más tarde, llame para decir que estaba borracho y no quería decirlo.
24)Trate de hablar mientras está bebiendo algo.
25)Pregunte por mantenimiento de la pizza y reparación.
26)Cuando repitan su orden, diga un pequeño ingrediente más cada vez.
27)Si usa un teléfono de tonos, apriete 9-1-1 cada 5 segundos por todas partes durante la conversación.
28)Después de pedir diga: Deseo saber qué hace ESTE botón del teléfono. Simule un corte de llamada.
29)Diga; Shhhhhhssssssssssssssht!!!!!! bastante fuertemente en el teléfono. Pregunte: “ha oído eso?”
30)Pida una pizza de dos centímetros.
31) Ordene un Seguro de la vida del término del pedido.
32) Pregunte cuántos delfines se mataron para hacer esa pizza.
Y… no os doy mas ideas pues seguros que las poneis en practica…..

martes, 27 de enero de 2015

Con la sonrisa puesta

Dicen que levantarse con una sonrisa, ayuda a sobre llevar el día con mejor espíritu, quizá tengan razón. Por las mañanas cuando voy a afeitarme me pregunto ¿Cuando me hice yo esta foto de carné tan grande? Y acto seguido me digo ¡Que mayor estas tío!, pero aquí sigues dando guerra y dispuesto a comerte un nuevo día, luego salgo y me preparo un buen café cargado, de esos que ayudan a despertar hasta los muertos (toca madera) y me voy silbando a la calle en busca de mi coche y un nuevo dia. Para compartir esta sonrisa, cuelgo en el Facebook algo gracioso, que espero sirva a los que lo puedan ver como me ha servido a mi mirarme en el espejo esta mañana, pero a medida que van pasando las horas, la sonrisa mañanera va dejando paso a una cierta tristeza que aunque fácil de superar, siempre se hace patente ante esos dolores ya inevitables y la sensación de que cada día uno se maneja peor en eso de subir y bajar escaleras o caminar durante mucho rato. ¡Que se le va a hacer!, solo queda una solución improvisada, recordar alguna situación graciosa o ver la parte amable de la vida y de nuevo vuelve ese espíritu de la mañana y la sonrisa que uno pretende mantener a toda costa. Como nunca me gustaron las gentes mal encaradas, serias de nacimiento, viejos de ánimo, huyo de ser como ellos y me río de mi mismo cuando no soy capaz de reírme del mundo absurdo que a veces me rodea y es que una sonrisa es capaz de levantar esa moral que espero nunca decaiga.
¿Que a que viene esto?, pues viene al cuento de que a diario veo gentes quejándose por motivos nimios, mal encarados permanentes que van por la vida con amargura sin motivo aparente, con una salud de hierro y quizá una vida desahogada que uno quisiera para si, incapaces de sonreír, incapaces de ver la parte amable de la vida que por el hecho de ser vivida ya es motivo suficiente para ser feliz y esbozar esa sonrisa ¿no os parece?, ¿será que no se afeitan y no se miran al espejo?

viernes, 23 de enero de 2015

Aquel tren...

Hay quien se empeña en hacer de su vida un desastre y lo consigue... la verdad es que no es difícil, basta con hacer todo lo contrario de lo que la razón dicta y aplicar un poco de osadía, ignorancia, autosuficiencia y aderezarlo con hacer oídos sordos a quien pretende ayudar, no escuchando consejos ni indicaciones...
Roberto era, una de estas personas: Dejó sus estudios por cobardía ante los exámenes, buscó un trabajo para salir del apuro y comenzó a trabajar recolectando fresas, tuvo idea de casarse y lo hizo con una mujer mayor que él que a poco del matrimonio le dejó por su jefe, trabajando un día se clavó una espina y tras la infección contrajo un mal incurable que le tuvo postrado en cama durante mucho tiempo, terminando con los pocos ahorros que tenia, desoyendo consejos de los familiares y amigos, cambió de residencia alejándose de todo lo que le unía al pasado y fue a terminar en las calles de una gran ciudad arrastrando en un pequeño carrito todas sus pertenencias.
Cierto día tomó un tren, sin saber bien a donde dirigirse, la cuestión era escapar, sin saber de que, cuando en realidad lo que pretendía era escapar de él mismo...Quiso el destino que aquel Once de Marzo, su tren volara por los aires en una atentado terrorista, entre hierros retorcidos pudo salir casi indemne y sacar de aquel vagón a tres personas más que aún respiraban, arrastró a la primera hasta el terraplén y sin pensarlo dos veces volvió otras tantas a meterse entre el fuego y el humo trayendo consigo a otros dos desgraciados que estaban a punto de perder la vida...y la vida tomó un nuevo sentido para él, sin que nadie se apercibiera de su presencia, se alejó del fatídico convoy haciendo la firme promesa de enmendar su vida...hoy conduce una ambulancia, sigue ayudando a otros, ha retomado sus estudios, su ilusión...terminar algún día sus estudios de enfermería y seguir ayudando...A veces haciendo las cosas por y para  otros, las hacemos para uno mismo.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Aprendiendo cada dia

Los años le hacen a uno cambiar, situaciones en las que antes habría saltado inconscientemente sin medir palabras, hoy son sopesadas y medidas antes de que cualquier acción o palabra salga de mi boca. Comentarios que uno oye, acciones que uno contempla, quedan guardadas en el silencio prudente que una vez analizado descarta cualquier contestación pues no mercede la pena complicarse la vida cuando la vida ya se complica por si sola. Pero este silencio no significa olvido, todo lo contrario, voy aprendiendo a archivar en la memoria y tener a  punto la información por si fuera necesario usarla en algún momento. En tiempos pasados callé cuando no debería haberlo hecho y hable cuando debería haber callado, pero creo que no hay nadie en el mundo al que no haya ocurrido esto alguna vez. Ahora me he convertido en observador activo, crítico, sin criticar y aprendiz de cínico, cosa que nunca fui. Siempre me traicionó la sinceridad, la espontaneidad, la falta de inhibición y doblez. Muchos encontronazos me habría ahorrado en esta vida, si hubiera hecho uso de la prudencia.
En fin, con los años uno aprende a costa de perder espontaneidad. Tampoco es grave, ¿A quien le importa ya las opiniones de uno?, la experiencia de poco vale arrollada por nuevos modos y formas, por tecnologías cada vez mas rápidas y eficaces que todo lo controlan sin apenas esfuerzos. Ahora solo me queda ser observador y aprender en cabeza ajena, lo que no aprendí en la propia.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Predicciones

Cierto día entre bromas y veras con los amigos, se me ocurrió hacer algo que siempre había considerado  de idiotas...consultar a un futurólogo...este, tras hacer el pariré con cartas, y bolas de cristal me aseguró tajantemente que según los astros mi número de la suerte era el 10. Aún siendo reticente a este arte de engaño del que pretendía burlarme y por si acaso fuera verdad lo que me dijo, ni corto ni perezoso fui al hipódromo el día 10 de octubre, (mes 10) a las 10 de la mañana, en el autobús 10, entré por la puerta 10, me acerqué a la taquilla 10, me gasté 10.000 euros. apostando por el caballo nº 10. y con la ilusión de que se cumpliera la predicción del futurólogo (también es ilusión jugar a la Once todos los días) ,presté una enorme atención a la carrera que normalmente me habría importado un pito...Se celebró la carrera, y como no...el caballo nº 10 llegó el décimo, desde entonces cada vez que alguien me habla de predicciones dentro del trabajo, pienso en el maldito caballo y el futurólogo y toco madera si las mismas no son buenas.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Otoño...

Ya comienzan los fríos días, atardeceres tempranos y noches oscuras, se nos fueron los días luminosos, el calor del sol y la alegría de las calles, otro otoño lleno de recuerdos tristes donde los meses de Septiembre, Octubre y Noviembre agolpan la mayoría de los aniversarios luctuosos mezclados con aniversarios de cumpleaños dando un sabor agridulce a la vida… luego la Navidad en puertas ( cada año parecen correr mas las fechas y los comerciantes tienen mas prisa por decorar sus escaparates)…cambió la hora, anochece antes y todo invita al recogimiento y la meditación.

Noviembre comienza con el culto a los que se fueron, un universo de sensaciones contradictorias me invade en estos días, por un lado el deseo de visitar sus tumbas y el rechazo inconsciente de que en ellas se encuentren lo que tanto quise.

Soy reacio a poner flores (siempre recordaré la frase de mi padre: “lo que vais a gastar en flores disfrutarlo vosotros”), creo que por justicia, debe haber un “mas allá” que nuestra torpes mentes es incapaz de concretar, y donde quizá no exista el dolor, la injusticia, donde este “trajín” de nacer y morir solo sea un recuerdo del pasado, donde los extremos frió y calor solo sean sensaciones olvidadas.

Una vez más “Blanco o negro” y entre ambos multitud de colores que intentamos controlar muchas veces sin éxito, siempre fui anti-maniqueísta y extremista, contemporicé con los extremos y busque el termino medio, el equilibrio justo y la paz del espíritu, pero a medida que los años pasan nos hacemos extremistas, el tiempo se acaba y no hay prorrogas y… ¡aun queda tanto por hacer!....

martes, 4 de noviembre de 2014

El sobresalto diario...

En los años sesenta, uno se despertaba y sobresaltaba con la lectura en prensa de una represión contra obreros de los Altos hornos de Bilbao o los mineros de la cuenca asturiana, con fusilamientos y juicios sumarios de una dictadura que ya comenzaba a dar sus últimos coletazos, días grises (no solo por los uniformes de los represores),de una historia ya lejana, pero no olvidada.
En los setenta, los sobresaltos provenían de los atentados de Eta, que cada día llenaba páginas de sangre y terror, luego, los informes del equipo médico habitual, que día a día nos mantenían en vilo sobre el posible fallecimiento de Franco. Los Ochenta cambiaron el panorama y un golpe fallido de estado nos alteró la vida creando una decidida vocación democrática en un pueblo desconcertado y aún no habituado a tomar las riendas de su destino. (En ocasiones pienso que sigue sin tomarlas a la vista de los resultados electorales). Un giro a la izquierda dio como vencedores a los Socialistas en 1982 terminado de una vez por todas con un triste pasado en el que la represión era el pan nuestro de cada día.
Los Noventa, nos regalaron la entrada en una guerra que no era nuestra y supimos lo que era el Golfo Pérsico, el poder de quienes tenían en sus manos la producción de energía del planeta, el desmembramiento de la Unión Soviética y las guerras de los países del Este.
En el Dos mil comenzamos con el temor de un Armagedón por el cambio de siglo y el miedo a que los ordenadores no entendieran el mismo, a esto siguieron los atentados terroristas de 11S y el 11M y supimos lo que era el fanático islamismo capaz de inmolarse de la manera más cruel.
Hoy los sobresaltos, (a los cuales me temo nos estamos acostumbrando y no deberíamos), vienen de la corrupción generalizada. Algunos piensan que no es para tanto pues alegan que no se puede juzgar a toda la clase política por que unos 120 o 200 o 300 sinvergüenzas (esto va en aumento cada día) y que  se sepa de momento, ostentan cargos políticos enriqueciéndose injustamente .de manera fraudulenta y descarada.
Mi indignación y sobresalto ya está llegando a límites que nunca sospeche pudiera llegar. Que se diga que 20 individuos, defraudaron una cantidad tal que hubiera podido llegar a mantener a 12 millones de personas en unos niveles dignos de supervivencia, mientras, son machacados con fraude de “preferentes”, desahucios, recortes en derechos sociales, asistencia sanitaria, educación, pensiones, recortes a en las nómina a funcionarios etc...Me provoca un estado de repulsa que aumenta ante la lentitud de una justicia que quiero pensar (por pensar bien) saturada y obsoleta, incapaz de recuperar rápidamente las cantidades defraudadas y meter en la cárcel (y si fuera posible tirando las llaves al mar) a todos estos sinvergüenzas y defraudadores que nos han estado estafando impunemente.
Uno llega a tener la sensación de que en esta país, no ha robado más gente, porque no han tenido la caja a mano...la tristeza de ver personas necesitadas, rebuscando en los contenedores de basura, mientras en la prensa se publican los lujos y el despilfarro de estos impresentables de corbata de seda y traje de Armani (que encima no saben ni lucirlo elegantemente), está haciendo mella en mí.
¿La solución?... ¡Quién sabe!, me da miedo oír ya aquella frase que en broma soltaba alguno de… ¡Con Franco esto no pasaba!... y si, ¡también pasaba!, pero eran menos a repartir a defraudar.
Estamos demostrando una paciencia infinita y aun confiamos en la Justicia, que lenta, pero implacable, terminara por poner las cosas en su sitio.
Y mientras seguiremos con el sobresalto diario de descubrir en la prensa que aquel vecino nuestro al que saludábamos todos los días al ir a por el pan, esta también imputado...

viernes, 24 de octubre de 2014

Hace mucho tiempo...

"Hace algun tiempo, lejos de este lugar, donde los montes se visten de espino, se oyó la voz de un poeta gritar...Caminante no hay camino...se hace camino al andar", y andando, sin prisas uno llega a cualquier sitio,no es necesario correr, sin querer hoy hice ese camino paseando por calles solitarias huyendo del mundanal ruido del que en su dia tambien escapaba Fray Luis de Leon, en esta Salamanca dorada de atardeceres de fuego reflejados en sus piedras traidas de la cantera de Villamayor.
Paso a paso,sin prisas,calle de la Compañia arriba,dejando atrás el Palacio de Monterrey ,a la derecha la Clerecia y frente a ella la Casa de las Conchas uno llega a la Calle de la Rua y sigue su camino hacia la Catedral y el Patio de Escuelas donde los visitantes paran para admirar la fachada Plateresca de la Universidad.Hace ya treinta y tres años que yo me case en su capilla...hoy he vuelto con calma a admirar su retablo...a la entrada varios curiosos se afanaban buscando la famosa calavera con su rana encima, siguiendo la tradición y superstición de que quien la encuentra,ese año la suerte le sonríe...un Bedel salio a mi encuentro, ¿Juan?...antiguo bedel de la Facultad de Derecho...No...no era el,era su hijo cuyo parecido asombroso me confundió por un instante...tantos años han pasado que no cai en la cuenta que no podría conservarse tan bien y que ahora tendría unos noventa y tantos años...Le conté que conocí a su padre y mi intención de revivir unos momentos en la capilla en silencio...a solas,aquel dia diez de Octubre de 1981...con mirada cómplice y un gesto de su mano, me abrió paso hacia el enorme portón franqueándome la entrada y discretamente luego eludió su presencia dejándome a solas con mis recuerdos...volví a hacer mentalmente el camino recorrido aquel dia...volvi a sentir el olor de las rosas blancas recien cortadas...volvi...a vivir momentos inolvidables.
Fue entonces cuando vi el camino recorrido y pense...¡MERECIO LA PENA! Hacer camino al andar

martes, 14 de octubre de 2014

Ebola..¡.E voila !...

Sentado en el sofá del salón contemplo con inquietud la gran cantidad de información y tiempo que los informativos dedican al Ebola.
Informaciones sesgadas, contradictorias, interesadas, inútiles, mentirosas. Terminan por generar un estado de inquietud, máxime cuando en mi familia tengo dos personas en primera linea de fuego ( mi esposa y mi hermana) que en cualquier momento pueden toparse con esta enfermedad terrible y casi desconocida por los sanitarios hasta ahora.
El desconcierto y desasosiego, se torna en indignación exaltada ante la incompetencia que se demuestra por quien debiera tranquilizar y asegurar el bienestar de los ciudadanos, la mentira, la chapuza la información errónea son el pan nuestro de cada día. Solo y en muy pocas ocasiones he podido ver a alguien que si sabe de lo que habla, que si conoce ese enemigo amenazador y pone los puntos sobre las íes a todos esos políticos que solo saben salir en la foto a costa de impertinencias, faltas de respeto, disculpas culpando a quien no deben con tal de justificar su desconocimiento, falta de preparación y la mayoría de las veces incompetencia, para un puesto que ocupan gracias a la pertenencia a un partido y no a sus conocimiento y preparación académica.
¡Dan miedo!, quizá mas miedo que la propia enfermedad que se combate como se puede, por esos entregados y arriesgados profesionales que luchan contra ella cada día, con muy pocos medios ( Los que pregonan los responsables, son insuficientes o se emplean mal, por falta de una preparación que nunca se impartió o se hizo apresuradamente como casi todo los que se hace en este país).
No sirve de consuelo que en Estados Unidos, haya un caso similar al nuestro. No sirve que una Vicepresidenta del Gobierno, nos diga que toma las riendas de una gabinete de crisis, no sirve que las gentes se manifiesten por la muerte de un perro, olvidando quizá lo mas importante, que todo comenzó por una actitud muy española, “ El Quijotismo” de repatriar a quien no se podía salvar por carecer de medios, por no tener la preparación necesaria y por que desgraciadamente su enfermedad parecía no tener ya solución.
¿No habría sido mas lógico, enviar ayuda a los países que lo están necesitando y y prestarla in situ?.
En fin, he terminado por apagar la TV, pero esto no ha apagado mi intranquilidad y esa sensación de desamparo de la que no soy capaz de desprenderme.

martes, 16 de septiembre de 2014

Las cosas, por su nombre

 Hace tiempo, el País publicaba un articulo de Javier Marías, en el que decía no entender como se había llegado a tal grado de estupidez por no herir susceptibilidades ni ser políticamente incorrecto, que a veces se aplican adjetivos extraños con tal de no ofender a la mujer, al invalido o al que no es sexualmente igual que la regla general.

Y efectivamente, le doy la razón, he podido leer que a veces se llega a la estupidez por parte de algún político que dándoselas de progresista dice: “ Nosotros y Nosotras” ,al comenzar su discurso, dándonos a entender según mi opinión que no tiene clara aún su postura sobre su sexo…Otros, por no llamar a las cosas por su nombre aplican adjetivos como “Minusválido” (¿Qué valen menos que quien…?), al cojo, al manco y al ciego, con lo fácil que es llamar a las cosas por su nombre… podríamos llegar a llamar, si seguimos así, a Cervantes como el “Minusválido de Lepanto” ( Por cierto fue mas “Chulo” que nadie… escribió el Quijote con una sola mano).

Rizando el rizo, se habla de “personas de color”, un eufemismo que no nos aclara para nada la procedencia de tal individuo, en la escuela nos enseñaron que el Negrito venia de África, el amarillo de Oriente y el piel roja de América y así por no llamar al negro “negro” y que te tachen de racista se acude a otra trampa lingüística, con un uso de la semántica mas propio de regimenes totalitarios como el Nazismo que nunca llamó a las cosas por su nombre.

Llamar “matrimonio” a la unión entre dos personas del mismo sexo demuestra tal desconocimiento de la Historia y la semántica que asusta pensar que quien lo propone pueda estar dirigiendo nuestra vida política.

Así los asesinados en un atentado pueden ser “daños colaterales” y los soldados muertos por sus propios compañeros,”fallecidos por fuego amigo”, los que se llevan a espuertas el dinero ajeno ya no son ladrones, son “presuntos defraudadores” e incluso se les llega a dar horas y horas de televisión contando sus hazañas.

En fin…seamos claros..el castellano nos lo permite con su riqueza…LLAMEMOS A LAS COSAS POR SU NOMBRE